Hace 100 años, el siete de noviembre de 1917, triunfó la Revolución Socialista en la Rusia zarista, la que al decir de Fidel Castro fue “el acontecimiento más trascendental del siglo XX” y sobre lo que además agregó (…) “Sin la existencia de la Unión Soviética no habría sido posible la Revolución Socialista en Cuba”.
Estas palabras del Comandante en Jefe, pronunciadas en el contexto del aniversario 50 de la Revolución rusa, sintetizan magistralmente aún hoy, después de más de 25 años de la desintegración de la URSS y del Campo Socialista, la importancia de ese acontecimiento en la historia de la humanidad.
Vladimir Ilich Lenin, al frente del Partido Bolchevique, desentrañó más de medio siglo de teoría marxista y de intentos revolucionarios para aplicarlos creadoramente en la toma del poder por los proletarios y campesinos rusos, y más tarde consolidar el primer estado socialista frente a las intervenciones directas de las potencias imperialistas, encabezadas por Inglaterra y EEUU, en apoyo a las fuerzas reaccionarias internas durante más de tres años de Guerra Civil que causó millones de muertos y diezmó la nación.
Pero en menos de 20 años la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ( URSS), fundada en 1924, se convirtió en una potencia de primer orden mundial que inició su despegue con el legado del zarismo feudal de más del 60 por ciento de analfabetismo, sin casi
sector industrial y un extremo atraso en el campo, habitado por aldeanos que acarreaban pasto para los tractores porque creían que funcionaban por ocultos caballos o huían ante el encendido de un bombillo eléctrico.
En ese esfuerzo por electrificar el país, construir la industria pesada, mecanizar la agricultura y elevar la capacidad militar del Ejército Rojo, también se manifestaron graves desviaciones en la legalidad y en la conducción del Partido Comunista de la URSS,
caracterizado por un generalizado culto a la personalidad del mandatario José Stalin quien sustituyó al frente del Estado y el Partido a Lenin, muerto prematuramente en 1924.
No obstante, estos procesos negativos no impidieron que la URSS fuera el factor esencial para la derrota del mayor esfuerzo por retrotraer a la humanidad a una época de barbarie y genocidio promovido por el régimen nazi de Adolfo Hitler y sus principales aliados.
Ese movimiento nazi fue desarrollado en Alemania con la complacencia de círculos de poder reaccionarios internos y también de Francia, Inglaterra y EE.UU, los cuales calculaban que la URSS fuera destruida por el fascismo alemán en una contienda entre ambas naciones.
Pero los acontecimientos se desarrollaron de otra forma y la II Guerra Mundial, fue iniciada por Alemania el primero de septiembre de 1939, con el ataque a Polonia, que involucraría a Inglaterra, Francia y que se extendería al país soviético invadido por el ejército nazi el 22 de junio de 1941. Ese mismo año, el siete de diciembre, Japón atacó la base naval estadounidense de Pearl Harbor en el Pacífico y pocas horas después Alemania le declaró la guerra a la nación norteña.
Para entonces el frente anti fascista entre la URSS, Inglaterra y EEUU se estableció ante el enemigo común y en esa guerra la URSS sufrió más de 20 millones de muertos y la pérdida de la tercera parte de la riqueza, pero su sacrificio fue decisivo para la destrucción del régimen nazi y de su aliado japonés en Asia, sin lo cual la humanidad hubiera sido sometida durante años al llamado “milenio nazi” soñado por Hitler.
Tras la victoria aliada y el inicio de la Guerra Fría a finales de 1940, la URSS también fue un factor importante para impedir una nueva repartición del mundo por parte de los países imperialistas, especialmente por EE.UU, que salió fortalecido como estado
imperialista de la contienda, por el contrario el país soviético fue un apoyo imprescindible para el proceso de descolonización y liberación nacional en África, Asia e Indochina.
Las ideas de la Revolución rusa además tuvieron terreno fértil en Latinoamérica, y en Cuba se fundó en 1925 el primer Partido Comunista que desempeñaría un rol importante en la educación y la organización de la vanguardia revolucionaria para la lucha contra el sistema semicolonial impuesto por Estados Unidos al país.
Ese régimen fue derrotado definitivamente por la Revolución el primero de enero de 1959, a solo 90 millas del imperio estadounidense, causa por la que el nuevo poder fue blanco de agresiones de todo tipo que incluyeron el establecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que se mantiene hasta nuestros días.
Todas esas victorias tempranas de la Revolución cubana y su completa consolidación cercana a su aniversario 60, que sobrevivió además a la propia desaparición de la URSS y sus aliados, entre 1989-91, sin plegar las banderas del socialismo, solo fueron posibles por la ayuda de esa nación en todos los campos en etapas cruciales para el proceso cubano.
Aunque el estado salido de la insurrección bolchevique de 1917 ya no existe debido a los graves errores de las direcciones de ese país y a la propia política agresiva y subversiva de EEUU y sus aliados, las ideas y las metas socialistas de emancipación social siguen siendo una alternativa al sistema capitalista de explotación, a 100 años de aquel intento de tomar el cielo por asalto.