Bogotá,- En los 10 primeros meses del año, Colombia alcanzó ya un récord histórico en decomiso de cocaína y supera a todo el 2015 con 55 toneladas más, lo que los informativos locales denominan hoy una marca agridulce.
En un evidente aumento en los operativos de la lucha antinarcóticos, el pasado año fueron incautadas por las fuerzas militares y de policía un total de 308 toneladas.

La Policía Antidroga de esta nación andina sostiene que hoy el país incauta uno de cada tres kilos de toda la cocaína que las autoridades en el mundo les ocupan a los narcos y evitan que ésta llegue a las calles.

La droga decomisada, la mayor parte con destino a Estados Unidos y Europa, les habría representado a los narcotraficantes ganancias por unos seis mil millones de dólares, precisa un informe al respecto difundido aquí.

En Colombia, la nación que se le considera como el mayor productor global de estupefacientes, con crecimientos actuales admitidos en los cultivos de coca, se han ocupado con grandes esfuerzos oficiales dos mil toneladas de cocaína en la última década.

Golpear el narcotráfico en sus partes más sensibles de la cadena criminal -incautación, captura de capos, destrucción de laboratorios y persecución de sus enormes fortunas- es mucho más efectivo que concentrar los recursos en perseguir a los cultivadores y a pequeños distribuidores, comenta El Tiempo de Bogotá en un editorial sobre el tema.

Agrega el rotativo que detrás de este gran éxito de las fuerzas del orden hay una realidad perturbadora y, sin duda, desafiante: se descubren más cargamentos no solo porque la policía es más eficiente, sino también porque se está produciendo cada vez más drogas.

Asimismo, el cotidiano menciona que cuando el sistema Semci de Naciones Unidas contabilice los narcocultivos colombianos de este año, seguramente la cifra superará las 100 mil hectáreas del 2015.

La consecuencia lógica -agrega- es que tendremos más pasta de coca y, finalmente, más alcaloide en el mercado externo e interno.

El Tiempo llama a las autoridades nacionales a recuperar su capacidad de reducir las áreas sembradas de coca, que en los dos últimos años ha caído de la mano de la decisión de suspender las aspersiones aéreas con glifosato por sus consecuencias para el medio ambiente.

Datos oficiales sostienen que esta peligrosa actividad criminal cada día hace mayor daño interno, pues de toda la droga que se produce, un 20 por ciento (80 toneladas) se queda aquí y se mueve en todo el territorio nacional.