Hay un lugar en Manzanillo que coquetea con la forma y el regocijo de un inmenso caracol, pues en su interior alberga el aliento y la vida de pequeñas criaturas nacidas en el Hospital Ginecobstétrico Fe del Valle Ramos de esta ciudad.

Este local de la institución médica, una de las mejores de su tipo en la región oriental y el país, comprometió muchas horas de hormigón, cemento, arena y unos cuantos quintales de voluntad. La doctora Sara Mirabal Pompa, directora del centro hospitalario, cuenta los detalles relacionados con la reparación del Servicio de Neonatología.

“Iniciamos en el mes de octubre, lo cual no estaba contemplado en el plan de inversiones que teníamos para la reparación del centro, pero debido a un hundimiento que se dio en esta parte, una de las más antiguas, debimos acometer las acciones de inmediato. Se decidió entonces demoler prácticamente todo, a partir de que se verificó que el firmamento no era el más adecuado. Se hizo un pre-piso con hormigón e iniciamos la obra”.

El apoyo emitido por las principales autoridades del Gobierno, el Partido y las direcciones provinciales y municipales de salud, fue de vital ayuda para llevar a efecto una reparación capital, en la que solo se conservó el techo porque todo lo demás fue sustituido, dígase paredes, pisos, enchapes, falso techo y las terapias intensivas que recibieron un trabajo minucioso.

Transitar por las salas permite apreciar la sustitución de los aires acondicionados, lo cual es importante para los pacientes que son muy pequeñitos y a la vez susceptibles al ruido, la luz y la temperatura, factores que de no cumplir la normas correspondientes pueden causar problemas en la evolución de los cuidados. Ello solo fue posible dada la correcta ejecución del presupuesto.

“Para las reparaciones se ejecutaron más de 335 mil pesos. Una de las particularidades fue que se usó una pintura epóxica, producto empleado en el mundo moderno para evitar que se alojen gérmenes y bacterias en la sala, pues con el enchape a base de azulejos corríamos ese riesgo ante la aparición de cualquier grieta o fisura. Este producto no deja que las bacterias se peguen a las paredes, y además es lavable y queda intacta ante tal proceso”, agrega la directiva.

Como laboriosas abejas laboran, y son también protagonistas de esta historia las 43 enfermeras, cuatro neonatólogos y cuatro residentes de la especialidad en tercer año que velan celosamente por los bebés y la conservación de los locales que lucen como un servicio del primer mundo.

Aunque el tiempo no da brecha al descanso cuando se batalla a diario con distrés respiratorios, pesos insuficientes por debajo de 1300 gramos u otras patologías derivadas de partos pretérminos, los pocos minutos de descanso están asegurados con el cuarto médico que luce las mejores galas con camas confortables, televisor  pantalla plana, refrigerador y acceso a Internet. Con ello los galenos acceden a informaciones y bibliografías especializadas en Neonatología, para enriquecer sus conocimientos y aclarar posibles dudas.

La licenciada en enfermería Martha Lidia Moreno Leyva, da fe de ello y sostiene que “nuestras condiciones de trabajo han mejorado considerablemente, lo cual nos impulsa y motiva a trabajar más cada día en retribución a lo que el Estado cubano nos ha ofrecido en este empeño de lograr un servicio dotado de una infraestructura más duradera, una higiene y comodidad superior a la que contábamos. Nosotros trabajamos con un alto sentido de pertenencia para con los medios y los pacientes, que son nuestra razón de ser”.

Con 30 capacidades para asistir a los neonatos, 20 de ellas dedicadas al servicio cerrado, que es para los que nacen propiamente en el hospital,  y 10 para el abierto, espacio  para los niños que nacen en otros municipios de la región del Guacanayabo o los que se les da de alta y deben retornar por alguna complicación se trabaja en esta área. La terapia es común para todos los casos y posee 10 capacidades.

Mirabal Pompa insiste en que “somos muy celosos con las medidas higiénico sanitarias del servicio que es restringido y en los casos que se requiera entrada de pacientes, pues las madres vienen a lactar a sus pequeños, tomamos las providencias con la colocación de batas, gorros, el correcto lavado de las manos y la ausencia de prendas y accesorios, para evitar cualquier tipo de contaminación y la entrada de gérmenes, téngase en cuenta que son pacientes muy sensibles a las infecciones y hay que evitar esto a todo costo”.

“Otra de nuestras prioridades es defender la lactancia exclusiva en esta etapa, puesto que la leche materna es rica en nutrientes para la recuperación de los neonatos. Por tal razón priorizamos la entrada de las madres para que desarrollen este proceso y en caso de que el bebé reciba ventilación artificial,  ellas se ordeñan y se le suministra este alimento al pequeño”.

Para enriquecer la obra de este segmento médico, se ejecutan acciones que permiten transformar la imagen y el confort en el banco de leche y la sala piel a piel.

Así, aunque tecnológicamente aun laboran con los mismos equipos de cierta edad y uno de rayos x adquirido recientemente, enfermeras y neonatólogos logran de lo poco mucho, porque el amor a su profesión y el sentido maternal y paternal que les caracteriza hace grandes milagros y devuelve sonrisas a no pocas familias de la región del Guacanayabo, que por trampas de la vida llegan aquí.

La neonatóloga Liliana Taureao Pérez, con tres décadas de experiencia en dicha especialidad resalta que “esta obra que hemos construido tanto humana como material siento que es una de las grandes satisfacciones que nos acompañan a todos los profesionales y trabajadores del hospital, porque para nosotros no hay nada más significativo que la vida del bebé, un ser que no se puede expresar con palabras, y en el fondo demuestra su agradecimiento con la recuperación que experimenta”.

“Glorias atesoramos muchas, por ejemplo, el pasado año de 10 neonatos que nacieron bajo peso alcanzamos el 100 por ciento de supervivencia, y en lo que va del 2016 hemos tenido cuatro con esa condición que han logrado el peso por encima de los 1500 gramos, lo cual es un orgullo para todos, especialmente si valoramos cifras internacionales que son alarmantes en este sentido. Para nosotros no hay subdesarrollo, ni cerco económico que frene tal empeño porque nuestro quehacer diario es más poderoso que ello”.

Este servicio contempla además un equipo de rescate del recién nacido conformado por una enfermera, un neonatólogo, un equipo de ventilación artificial y una ambulancia, el cual posibilita el traslado a tiempo de los neonatos nacidos en los municipios de Niquero y Pilón, para que tengan una atención más directa con el equipamiento establecido para estos fines en el hospital golfeño.

A la reparación del edificio de hospitalización, parto, servicio de cocina comedor, la central de esterilización dotada de una moderna autoclave, se suma el servicio de Neonatología con lo cual la institución médica se ha trasformado, asaltando los criterios de los más escépticos y demostrando que siempre que se quiere, y se trabaja con ahínco, se puede.

La doctora Sara y su colectivo de profesionales y trabajadores disfrutan tanto como las  gestantes y neonatos que pasan por estos predios la transformación radical que ha experimentado el centro, lugar en el que no siempre es posible burlar a la señora de la guadaña, pero de vencerles pasa bastante trabajo porque médicos y enfermeras con su constante entrega a la vida de madres e hijos, no se lo ponen nada fácil.

Quienes hoy habitan el servicio de Neonatología, pequeñas y pequeños que sufren las consecuencias de partos pretérminos, enfermedades hipertensivas gravídicas y otras patologías durante el embarazo, un día sabrán de esta historia porque inevitablemente la familia evocará los recuerdos para destacar la dulzura y profesionalidad manifestada por las seños y los doctores, en un refugio perfecto, porque a paredes, techos, pisos y baños remozados, se suman altas dosis de constancia para salvar amores prematuros.