Las Tunas-. El actual verdor de los campos de Las Tunas es huella visible de la presencia de lluvias, pero contradice el agotamiento hídrico de los espejos de agua, que cada día se alejan más de la superficie de la tierra.
Tal realidad ha provocado que los embalses de la provincia solo acumulen el 26 por ciento de su capacidad de llenado, a un paso de ser incluida en el grupo de las que el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) declaró más críticas: Ciego de Ávila, Camagüey, Sancti Spíritus y Villa Clara.
Desde que arrancó el 2017 fue notorio el déficit de agua en las presas, al acumular solo el 33 por ciento, como consecuencia de los períodos secos de los que también fue víctima el territorio, en el 2015 y el 2016.
La esperanza de recibir precipitaciones en mayo y junio -etapas muy húmedas- se frustró, por sólo registrarse en los pluviómetros el 79 y 69 por ciento del promedio histórico, respectivamente, precisó a la ACN Mirtha García Rojas, delegada del INRH en Las Tunas.
En esta situación –añadió la directiva—la recuperación de los embalses solo es posible con la llegada de un evento meteorológico acompañado de abundantes aguaceros, pues este año las precipitaciones solo llegan al 70 por ciento del promedio histórico.
Explicó García Rojas que septiembre y octubre son los meses lluviosos que quedan del período húmedo, que de comportarse normalmente tampoco puede esperarse un sustancial incremento de los volúmenes de agua.
Aunque las lluvias han estado por debajo de las expectativas, las que han precipitado no han favorecido a los embalses, amplió la directiva, quien puso de ejemplo al municipio de Jesús Menéndez, que siendo el más beneficiado con el régimen de lluvias este año, su presa Juan Sáez -la mayor de la provincia, con una capacidad de 112 millones de metros cúbicos-, solo almacena el 15 por ciento de sus posibilidades.
En la capital provincial, de más de 160 mil habitantes, la población sufrió una crisis con el agua en el 2005 por la persistente sequía.
Ahora los citadinos no sienten el rigor de la sequía por el funcionamiento del embalse El Rincón, que se encuentra al 64 por ciento de su capacidad y además está conectado a la presa Cauto el Paso, en la vecina Granma, mediante una conductora de más de 20 kilómetros.
El peregrinar de la naturaleza, afectada por los cambios climáticos, se contrarresta con medidas para la distribución de agua a la población y con programas agropecuarios, pues no se trata de una situación temporal, sino permanente, en la provincia donde menos llueve en Cuba, con un promedio de mil 038 milímetros anualmente, según el mapa isoyético.