Manzanillo. – No importó el agotamiento por la larga travesía desde un país hermano, que dejaron atrás por groseras manipulaciones políticas: los primeros ocho doctores manzanilleros que cumplieron misión en el Programa Más Médicos para Brasil llegaron este sábado con la frente en alto y el pecho erguido.
Lo hicieron al saberse triunfadores de la solidaridad, la ética, el humanismo y la profesionalidad y junto a ellos estaban para abrazarlos y enaltecer la obra de fraternidad, sus familiares, amigos, dirigentes del Partido y el Gobierno, quienes obsequiaron ramos de rosas, mientras los rostros dibujaban sonrisas y alguna que otra lágrima de conmoción y alegría.
Muchas son las historias que tendrán para contar a todos, los médicos Laidel Salgado Barrero, Julio César Mesa Rosabal, Arletis Pérez, Matamoros, Idelgardis González Jiménez, Sucel Cordoví García, Rachel Martínez Hernández, Mildreys Compañy Pérez y Yilian García Díaz.
“Brasil me marcó profundamente como persona y profesional”, dijo emocionada la última y agregó: “Por los motivos que todos conocemos estamos aquí dispuesto a continuar defendiendo nuestras banderas de dignidad y amor en cualquier escenario del mundo.
“Duele mucho porque es el pueblo, más de 30 millones de personas, las que se quedarán sin atención sanitaria, esencialmente los pobres, los que residen en sitios intrincados adonde llegamos nosotros para poner bien en alto el nombre de Cuba y nuestra formación como profesionales humanistas, y revolucionarios, donde nuestros colegas brasileños y de otras naciones no llegan.
“Reconforta el cariño y el afecto que nos entregó el pueblo de ese país sudamericano, la sonrisa de los niños. Para nosotros eso es lo más gratificante”, cerró la doctora García Díaz.
Desde hoy continuarán llegando a la ciudad del Golfo de Guacanayabo, los grupos de profesionales de la Salud hasta completar los 158 que desde aquí salieron a escribir en Brasil una nueva página de profesionalidad, ética, amor y solidaridad en esa hermana nación. Todos recibirán el abrazo y el cariño del pueblo que distingue en ellos a verdaderos heraldos de la vida.