El caudal de dificultades presentadas por el Acueducto de Manzanillo desde su puesta en explotación muestra una sostenida tendencia a disminuir, en tanto, el de abasto de agua a la población aumenta.
Aprobada su ejecución por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando realizó una visita a Granma a finales de marzo de 2002, y ejecutado a un costo superior a los 10 millones de pesos, parte en divisas, ha dejado bastante que desear y mucha agua correr por las calles rumbo al mar.
Personas entrevistadas durante una investigación publicada en este semanario el 6 de agosto de 2011, se quejaban de recibir agua cada tres o cuatro días, y que, en su zona, sabían que estaba puesta porque se veía brotar de los salideros, al tiempo que exhortaban a “caminar por las calles Quintín Banderas, Loynaz, León, Sariol… para que lo vean”.
La ejecución de varios millones de pesos, asignados en los años recientes por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, para subsanar deficiencias en las instalaciones nuevas y sustituir o rehabilitar viejas redes de abasto y distribución en la urbe, han transformado, para bien, la situación antes descrita.
Ernesto Rosales Rondón, director de la Unidad Empresarial de Base Manzanillo, de la Empresa de Acueductos y Alcantarillados Granma, informó que la población actual contratada por su entidad es de 105 mil 628, distribuida en un área de un millón 234 mil 87 hectáreas.
Rosales Rondón asegura que el ciclo de distribución del líquido en la parte baja de la ciudad es en días alternos, y en la zona alta, cada tres días.
Teresa Blanco Melo, residente en el barrio Carlos Coello, en Caimary, corrobora que ahora allí no tienen déficit de agua y les llega con facilidad, salvo cuando hay roturas en los pozos.
Añade Blanco Melo que para enfrentar eventualidades, en el barrio se han construido reservorios comunitarios.
En estos momentos, la principal acción inversionista de la entidad mencionada es la colocación de metrocontadores de agua, para cumplir el plan de situar, este año, nueve mil 100 de esos equipos, lo cual fue comprobado por La Demajagua.
Una vez satisfecho ese programa, ascenderá a 57.4 el porcentaje de cobertura hidrométrica, medida que contribuye a evitar pérdidas del recurso natural por salideros en las viviendas, a su uso racional y a “mejorar el servicio”, dice Rosales Rondón.
Antonio Mora, residente en la calle Mártires de Viet Nam, narra que en la primera etapa posterior a la instalación del metrocontador en su hogar hubo problemas, la factura fue elevadísima, “ya no, hoy en día consumimos la necesaria y el pago es bajo”.
La colocación de una conductora, de algo más de 23 kilómetros de longitud, es la tarea “más gorda” a realizar en el acueducto manzanillero en el próximo año, para cerrar la llave a sus problemas y los consumidores abrir la de abasto de agua.