Para los trabajadores de la Emba, no hay día sin desafío, palabra sin acción, ni imagen más lograda que la del metal convertido en una máquina de riego o una casa de cultivo. Las rudas manos de técnicos, soldadores, despachadores de piezas y torneros se acoplan a las iniciativas de ingenieros, proyectistas y directivos del territorio, para dar vida a los implementos que hoy oxigenan las arterias de nuestra agricultura, sin importar el reto.
POR MAYOR PRODUCTIVIDAD DEL AGUA
El enrollador es un sistema de riego mecanizado versátil, que se puede trasladar a cualquier sitio para regar entre 1,5 y dos hectáreas.
Es una tecnología que Cuba ha importado por años, con serios problemas de sostenibilidad, pues no existía quién la reparara hasta que el año pasado la Emba incursionó en el arreglo de cuatro de estos implementos y comprometiera 12 para este 2020.
“Basado en los mejores modelos, decidimos desarrollar un enrollador cubano para ofertárselo a los clientes, e incorporarlo a nuestra cartera de productos. El próximo año, esperamos tener listo el primer prototipo para su evaluación”, expone Abdel Acosta Jover, director técnico de desarrollo.
“Este enrollador -anticipa Acosta Jover- está montado con las ideas más actuales de encadenamiento productivo, con la participación de un conglomerado de entidades con la intención de fabricarlo de un 85 a un 90 por ciento de integración, y con el mínimo de importación”.
FACTIBLE INICIATIVA
La vestimenta de Arnoldo Ramírez Martínez delata su oficio de mecánico. Equipado con su overol marrón, ideal para disimular la grasa, este hombre de estatura mediana, macizo, de rostro alegre, y que ha sobrevivido a un infarto, aún aporta iniciativas ventajosas a pesar de 30 años de trabajo.
En su reciente inventiva, sustituyó el cable de seguridad del enrollador (sistema de riego mecanizado) por un cable de la máquina de pivote central. Desde entonces, la Emba no solo se enfrasca en el enrollador cubano, también pone a disposición de sus clientes la fabricación de este cable de seguridad, su principal talón de Aquiles, con lo cual garantizan su eficiente explotación.
“En la fábrica desarman los enrolladores, realizan un defectado, reparan, fabrican las piezas, ensamblan, los pintan y hacen además un control de calidad que termina con una prueba en el campo antes de entregarlo al cliente”, argumenta Acosta Jover.
Por un costo aproximado de cinco mil dólares, en dependencia de los desperfectos, la Emba recupera los enrolladores adquiridos por 24 mil en el mercado internacional. Una máquina cuesta alrededor de 90 mil dólares; si le incorporas el sistema de bombeo, 150 mil, lo cual convierte al enrollador en un producto más asequible para los pequeños productores que hoy abrazan el reto de hacer parir la tierra.
ENTRE METAMORFOSIS
Las casas de cultivo protegido constituyen uno de los productos líderes de la Emba, fabricadas mayormente de perfilería metálica galvanizada y plástico. El recrudecimiento del bloqueo y la falta de financiamiento en el país, ha obligado a la Mayor de las Antillas a fabricar casas de cultivo rústicas, sustituyendo el metal por madera; conservando el techo de plástico; y los laterales, el fondo y el frente, de malla mosquitera.
“La Emba se incorporó a este proyecto nacional para mejorar la idea original al suplir los horcones de madera por metálicos, apoyándonos en recursos propios, para buscar durabilidad.
“En 1996, recuerdo, se llevó a cabo un proyecto con la Agricultura para edificar casas de cultivo rústicas, debido a la carencia de piezas en el país. Recientemente, se retomó esta iniciativa ante el recrudecimiento del bloqueo económico y comercial impuesto por el Gobierno de Estados Unidos”, describe el ingeniero mecánico Pablo Vázquez Ávila, coordinador del montaje de casas de cultivo.
En correspondencia, la Emba tiene la misión de edificar cuatro casas de cultivo rústicas en Bayamo, dirigidas a potenciar la obtención de alimentos, teniendo en cuenta que estas incrementan la productividad cuatro o cinco veces, con relación a campo abierto.
Con el ánimo de rescatar implementos de la agricultura en mal estado, e incorporarlos al campo, la empresa suma a sus prestaciones la reparación de medios agrícolas. “Aquí llegan en el peor estado imaginable”, comenta Andrés Reina Cadrelo, jefe de brigada en el área de soldadura, quien equipara el área como un salón de operaciones.
“Los equipos, generalmente surcadoras y multiarados, pasan por el área de desguace, donde identifican las piezas en mal estado, y se procede a su conformación; después pasan por el área de punteo y resolde. Se le da un acabado final con pintura.
“Los implementos salen con una durabilidad igual al proceso original de fabricación, trabajamos la soldadura bajo gases protectores, o sea, que la calidad de la reparación está garantizada en el ángulo tecnológico, técnico y del proceso como tal”.
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Publicado por Empresa Mecánica Bayamo Emba en Martes, 17 de noviembre de 2020
La historia atesorará la proeza de estos hombres, enfrascados en la sostenibilidad alimentaria; forjados del pelo al pie, en la porfía de esta ciudad, que no cesa de irrigar soluciones ante cada carencia. Se dirá, de este colectivo, que tuvo en la mente muchas ideas; en el corazón, pasión para abrazar los sueños; y en las manos, una brasa de destrezas para hacerlas realidad.