El cine, al fin arte, es cuestión de gusto, pero de alguna manera convida siempre por esa semejanza con la vida que nos inquieta el alma.

Sin embargo, la propuesta cubana El Regreso, con presentación de tanda única, el martes pasado, en Bayamo, traía un agregado: dirección, guión y protagónico, de la brillante actriz Blanca Rosa Blanco. ¡Para no perdérsela!

Patricia, una detective, se involucra más de lo esperado con la familia de Mariano, acusado e injustamente encarcelado quien al morir le deja una carta, en la que  le reitera que es inocente.

Al extremo de la excitación y sin antecedentes de tal versatilidad en el país, los cinéfilos explotaron la sala Céspedes, al punto de tomar los pasillos.

Pero por un instante, el público pareció negar su interés por el séptimo arte, al desatar, durante la entrada, escenas de agravios y empujones, descortés, sobre todo, con quien nos visitaba por vez primera (Blanca Rosa).

Por suerte el sin sabor, archivado como experiencia personal e institucional, quedó rezagado en los aplausos de respeto y admiración tras los 104 minutos de proyección.

Aunque el filme, merece tal cariño por el atrevimiento de Blanca Rosa Blanco, y las actuaciones de Yadier Fernández, Yazmín Gómez, Jorge Martínez, Rafael Lahera, y Verónica Lyn, no pasa de un thriller que sin tal ánimo hubiese desatado cansancio.

No obstante, su eje temático pudo erupcionar el corazón de muchos, cuando el polémico asunto de la violación de mujeres se descartó en las escenas como esencia del conflicto entre la detective y el criminal.

Por otra parte, la injusticia cargada por el estelar Osvaldo Doimeadiós debió desenfrenar mayores emociones en el argumento, al igual que a Rafael Lahera ponerle más astucia, para demostrar la inteligencia que lo hizo escapar de la sentencia de violador hacía 15 años.

También la falta de pasión en la relación amorosa que encarnan Blanca y Yadier, con un pasado idílico, le resta los clásicos momentos de percepción humana que llevan este tipo de personajes en la ficción.

La acción, ingrediente principal de un policiaco, solo se disfruta en los últimos minutos, cuando Patricia, la detective empeñada en hacer justicia, encara al verdadero culpable, pero desde una defensa personal muy pobre para alguien que se supone entrenada en la materia de perseguir criminales.

Mientras, la tensión propia del género tiene escasa evidencia, por lo que se apaga un poco el rejuego con los espectadores, que se llega hasta absorberlos de las lunetas, y enrolarlos como el bueno y el malo indistintamente.

Otros detalles pendientes se pudieron obviar, como el hecho de ser tan evidente, tan lógico, porque desactivan el factor sorpresa, ese que mantiene en vilo a los amantes de la gran pantalla.

Si repasamos el argumento en general, la intención es premiable, a pesar de los inconvenientes de la cinta, propio de tanta gente que puso su empeño en la producción, en lo que se retaban a sí mismos en los roles de principiantes tras el telón.

SECRETOS DE UN RODAJE

Para entender quizás, más allá de las justificaciones, el ánimo de realizar esta película, Blanca Rosa Blanco llegó a la ciudad acompañada del productor Carlos de la Huerta, y reveló cosas que pasan tras la pantalla.

“Mi inquietud de dirigir viene de un proceso que tuve anteriormente durante dos años dando clase en el Instituto Superior de Arte como profesora de artes escénicas, donde junto a los estudiantes hice algunos trabajos previos y me hicieron volver a soñar con anotaciones, cuentos que había escrito.

“Luego de dos años, se rodó el proyecto de una cinta policiaca, un suspenso; un cine que estamos tratando de rescatar desde el punto de vista del entretenimiento, que no sea de pensamiento, para una población que quiera consumir algo diferente.

“Trabajar con actores reconocidos en el filme, fue un reto porque me preguntaba cómo les hablo, cómo ponerlos bajo mi mando… pero todos lo asumieron con mucho respeto.

“Yazmín Gómez nunca había hecho cine, los fotógrafos tampoco, y así otros, no obstante creamos una atmósfera y un equipo bastante bueno.

“Soy una persona con una idea. No tengo una posición feminista ante la vida, tampoco machista. Lo que sí me satisface la solidaridad entre personas”.