Alas que dan vida

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Por Leonardo Leyva Paneque | 3 septiembre, 2016 |
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De izquierda a derecha Inés María, Marisbel y María del Carmen / Fotos Luis Carlos Palacios Leyva
De izquierda a derecha Inés María, Marisbel y María del Carmen / FOTOS Luis Carlos Palacios Leyva

Su mirada devela sosiego y tranquilidad, aunque hace cuatro años algo le punzaba, cual puñal en el pecho, y sentía que el mundo le caía encima.

Pero Marisbel Silva González apenas recuerda esos instantes, quizá los más sufridos de su existencia, después de conocer la confirmación de un diagnóstico, que cambiaría para siempre su destino.

A ella, como a tantas, no le quedaba otra alternativa que entrar al quirófano. Era la única manera, en principio, de alargarle la vida y hacer menos trágica su permanencia en la tierra.

Tal vez pensó de ese modo, pero un día llegó a su casa un grupo de personas con el único propósito de devolverla a la sociedad de la que había querido apartarse por diversas razones.

Pero Silva González ya venció ese temor y salió de la depresión, que -en algún momento- la invadió. “Ya estoy trabajando (secretaria en la Casa de cultura), y mi familia me ha ayudado bastante”, refiere un poco más serena, cuyo estado nada tiene que ver ahora con lo vivido al conocer su padecimiento de cáncer de mamas.

“Gracias a ellos pude reincorporarme, y la profesora (de Cultura Física) es buena y me atiende dos veces por semana”, explica Marisbel, una de las casi 30 pacientes mastectomizadas que forman parte del proyecto Alas por la vida en el municipio granmense de Río Cauto.

TODAVÍA PUEDEN SER ÚTILES

Karenia
Karenia Comas Fresno

“Es muy difícil llegar a la familia, tocar las puertas y hablar de su enfermedad. resulta una labor arriesgada”, expone Karenia Comas Fresno, una de las promotoras de la iniciativa en ese territorio.

“Llegamos a varias comunidades, como la cabecera, Guamo Viejo, El Mango y otras, para rehabilitarlas en sus hogares”, acota. Sin embargo, la tarea en la zona de Guamo fue complicada, “por las características de su gente y lo apartado del lugar”.

Además, participan en actividades de corte cultural y social, “mensualmente hacemos las reuniones y tenemos un espacio en la peña sociocultural Gardenia y sus amigos, los segundos viernes de cada mes”, agrega Comas Fresno.

El trabajo de Karenia, junto a los 19 profesores de Cultura Física y los cinco psicólogos, exige mucha profesionalidad, “dándoles confianza, porque ellas necesitan confiar en nosotros”.

Como todos los casos no son iguales, “hay que darle la rehabilitación que necesita, al igual que cuando están con la autoestima baja o enfrentan otra situación”, argumenta.

Para el psicólogo Yilexis Martínez Mendoza ha sido una experiencia inigualable: “Las pacientes sufren, es una patología muy frecuente. Ayudamos a que se sobrepongan a los estados emocionales negativos, como depresión, ansiedad y a algunos conflictos familiares que pueden surgir.

“Es reconfortante ver cómo se rehabilitan y reinsertan en la sociedad; también aprenden a convivir con el padecimiento. Nosotros estamos para ayudarlas a que se den cuenta de que todavía pueden ser útiles”, añade.

Yilexis
Yilexis Martínez Mendoza

Uno de los ejemplos más evidentes es el de Inés María Urquiza Montoya, vinculada al grupo hace un lustro, “imagínate, después de enferma tenía que echar pa’lante”, afirma quien no ha sufrido secuela postoperatoria, en gran medida, “por la ayuda de los profesores que me tratan muy bien”.

Como al resto de sus compañeros, a la licenciada en Cultura Física Madelaine Ruiz Hernández, Alas por la vida los ha hecho mejores profesionales. Ella no puede ocultar la emoción al ver a las pacientes recuperarse, tanto física como espiritualmente, “somos su sostén, nunca las abandonaremos”, indica.

Su colega Migdalia Miranda Briñones reconoce que fue en ese territorio donde primero se decidió a seguir al Doctor en Ciencias Alexis Rafael Macías Chávez, líder indiscutible de la idea en la provincia: “Estamos dispuestas a llevar el proyecto adonde nos necesiten”.

Por eso, la fundadora María del Carmen García Santiesteban insiste en las ventajas de pertenecer al grupo, “me ayudó a recobrar la  autoestima. Exhorto a las pacientes que se niegan, a sumarse”, afirma, aunque ni quiere imaginar cómo hubiera sido su vida de no existir Alas por la vida, porque su historia pudo ser otra.

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