Alcibiades Aguilar y el regreso a sus raíces

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Por Juan Farrell Villa | 1 diciembre, 2015 |
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FOTO / Luis Carlos Palacios Leyva
FOTO / Luis Carlos Palacios Leyva

Alcibiades Aguilar Báez  no quiso negar sus raíces y optó por regresar a la tierra tras jubilarse como especialista en la Subdelegación provincial de café y cacao en el Minag, hace tres años.

Desde entonces en la finca Venezuela, enclavada en la precordillera del municipio de Guisa, aplica los conocimientos que acumula en casi 50 años de labor en el sector para arrancarle frutos a la madre naturaleza.

“Realmente este no es el lugar más apropiado, teniendo en cuenta   la calidad del suelo. No obstante, con mucho trabajo pude mejorar las primeras hectáreas que recibí llena de marabú por el Decreto Ley 259 y ponerlas   a producir, dijo el experimentado agricultor.

“Decidí plantar la variedad Robusta, resistente a las altas temperaturas, a la sequía y a las enfermedades, además de sus buenos rendimientos agrícolas.

“Aunque la siembra de café no es rentable, hasta los cuatro años, he logrado ingresos económicos con el policultivo como el frijol de Canavalia, con ventas de semillas a todos los municipios, al Ejército Juvenil del Trabajo y a Santiago de Cuba”.

Explicó que la conservación del suelo le ha aportado la remuneración de los gastos incurridos con la ejecución de varias medidas de conservación entre estas la construcción de barreras muertas y vivas, terrazas individuales para evitar la erosión del terreno.

También enriqueció su entorno con la plantación del algarrobo del país y de la llamada cucaracha (sobrina péndula) para propiciar la indispensable sombra al cafeto y dar cobertura viva al terreno, lo cual contribuye a mitigar los efectos del cambio climático.

Alcibiades Aguilar aspira   a producir no solo el aromático grano en volúmenes considerables sino a adaptar las diferentes tecnologías de la montaña a las condiciones de la precordillera que pudiera registrar rendimientos de alrededor de media tonelada por hectárea.

Consideró indispensable retomar el sistema de extensión agrícola para asesorar a las bases productivas, lo   que en Guisa tiene su expresión con la impartición de clases a los técnicos en la Sede universitaria y estos facilitan   la capacitación a obreros y a campesinos.

Enfatizó que los productores, más que recursos, lo que necesitan es voluntad, motivación y conocimientos para lograr la añorada recuperación cafetalera que solicita la máxima dirección del país.

Hoy la finca Venezuela es la primera de un polígono de conservación de suelo de la cooperativa de crédito y servicio fortalecida Braulio Curuneaux y sin   entrar a plena capacidad la producción en su principal cultivo tiene ganancias económicas.

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