El Esquema Nacional de Ordenamiento Territorial (Enot) en sus políticas jerarquiza la actividad turística de naturaleza, además de sol y playa.
En Granma el avance de este sector presenta un lento desarrollo en comparación con la dinámica de crecimiento de muchas de las provincias vecinas. La última gran inversión edificada, en el año 1993, fue el hotel Farallón del Caribe, con ampliaciones más recientes en la Villa de Santo Domingo.
Muchas aspectos se pueden enumerar en busca de los porqués de esta prolongada pausa, a diferencia de las opiniones que citan solo la falta de inversiones como única razón, aunque no ignoro este importante argumento, soy del criterio que fue, y es, un momento fecundo para trabajar en lo que sí está en nuestras manos.
La modalidad turística de ciudad, sol y playa es exigente en sus estándares de diseño y construcción y en los recursos financieros que demanda para su materialización.
El turismo de naturaleza no es ajeno a esa realidad, pero en otra dimensión. Los primeros requerimientos son inmateriales, exige ante todo, de una sólida cultura ambiental de los actores vinculados con el giro turístico y la población, donde entidades como la Universidad de Granma, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente son abanderados de un esfuerzo educativo que nos corresponde.
Es necesario enfatizar las capacitaciones a los municipios montañosos, además Niquero y Río Cauto donde se concentran las mayores potencialidades de turismo de naturaleza. En ese sentido el territorio es privilegiado por sus áreas protegidas, 21.5 por ciento de su espacio físico, que la sitúa por encima de la media nacional, con condición favorable para desarrollar este sector.
Las buenas prácticas constructivas, y de diseño, con que se cuenta para edificar moles de hormigón requieren un proceso de cambio y asimilación de nuevos conceptos vinculados al turismo de naturaleza, como la arquitectura verde que se enlaza con la noción de sostenibilidad y el uso materiales naturales y fuentes de energía renovables, con diseño del lugar de acuerdo a su contexto, y sus instalaciones se han reconocido por tener una relación amigable con el medioambiente.
Los añejos planes de reanimación del vial necesitan ser actualizados e implementados; también las acciones del proceso inversionista y de imagen de puntos de interés en Manzanillo, Niquero y Cabo Cruz.
Potenciar el desarrollo local, de conjunto con otros ámbitos de actuación, que permita los encadenamientos productivos, estimulando la creación de pequeñas unidades extra hoteleras y de eco alojamiento, en espacios vírgenes.
Atender el mejoramiento de caminos rurales que potencien lugares de singular belleza, aún por explotar a plenitud, fomentar el desarrollo del agroturismo; así como la inserción de los trabajadores por cuenta propia de forma orgánica, como los artesanos y cocheros, que hoy coexisten en las áreas del hotel Marea del Portillo de manera precaria, es imprescindible.
Poner a punto la caballeriza existente, con la definición de áreas forrajeras y los accesorios necesarios para los animales de monta, en un producto muy demandado por los turistas también constituye un imperativo.
Además, se deben preservar las áreas para el desarrollo de nuevas capacidades hoteleras y extra hoteleras definidas por el Plan Especial de Ordenamiento Territorial (Peot) del Polo Turístico Marea del Portillo y liberar las áreas ocupadas ilegalmente en otros usos, fortaleciendo el lugar habitado de Marea del Portillo como asentamiento receptor de población.
También, lograr las sinergias para eliminar aspectos subjetivos que ralentizan la actividad, donde contar con el Peot aprobado es el primer paso para aspirar a tener una zona de regulaciones especiales de preferente uso turístico que facilite la gestión del Polo.
Asumamos los retos, y no dudemos que se hará la luz.
Hermosa Cuba ,quisiera algún día conocerla especialmente sus playas