-Pase por favor, buenos días, ¿cómo se siente?
Una voz despaciosa y aterciopelada se deja escuchar en la consulta, acompañada de una sonrisa franca que ofrece seguridad y estancia placentera al paciente.
Esa misma voz atiende una y otra vez el teléfono de su casa en el Centro Histórico de Bayamo, hasta pasadas las 10 de la noche, porque quienes precisan de su colaboración como médico, no escatiman en comunicarse, aunque sea el horario de descanso, convencidos de que serán atendidos.
Así es Mabel Rosa Odoardo Aguilar, especialista de Primer y Segundo grados en Neurología, Máster en Tendencias de la Biotecnología Contemporánea, en la mención de “Ensayos clínicos” y Profesora Auxiliar del hospital provincial universitario Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, una mujer humilde, laboriosa, altamente profesional y muy humana.
Desde niña se vislumbró en ella el talento y las dotes de líder, por ello ocupó varios cargos en la organización pioneril, y militó las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas.
No obstante todos esos méritos, resulta una titánica tarea entrevistarla, porque rechaza hablar de sí. Es más fácil conversar con sus familiares, compañeros, pacientes y vecinos para conocer de ella.
“Siempre me incliné por la Medicina –dice- al concluir la carrera en 1984, como parte de la Avanzada estudiantil Mario Muñoz Monroy, me llega de forma directa la Especialidad de Medicina Interna, y al concluir el primer año de residencia, obtuve por concurso la especialidad de Neurología, que estudié en La Habana.
“Ya como especialista trabajé desde 1989 hasta 1994 en el hospital Celia Sánchez Manduley, de Manzanillo, y luego vine para el Carlos Manuel de Céspedes, donde aún estoy, me desempeño además, como jefe del servicio de Neurología desde 2004”.
Hace absoluto silencio cuando pregunto sobre sus otras responsabilidades, para más adelante afirmar “no es necesario, lo importante es el amor y dedicación a mis pacientes, que doy a ellos todo de mí”.
De todos modos vale señalar que realizó un proyecto para el fortalecimiento de la atención a pacientes con enfermedades neurológicas atendidos en la localidad que ha favorecido la calidad de la atención médica, financiado por organizaciones humanitarias de Australia y de Italia.
Es integrante de la Sociedad Cubana de Neurociencias y del Capítulo Granma, de la de Neurología y Neurocirugía, de la de Farmacología y de la Americana de Trastornos del Movimiento, además de los capítulos cubanos de Esclerosis Múltiple, de enfermedad cerebrovascular y de Neuropediatría.
Ha participado en 25 eventos internacionales con investigaciones científicas, como ponente, conferencista y secretaria de salón plenario, y otros tantos nacionales y territoriales.
Mabel ha sido reconocida por sus resultados relevantes en la asistencia médica, docencia e investigación desde 2014 hasta 2017; Vanguardia nacional del Sindicato de la Salud en 1999, 2004 y 2005 y trabajadora Destacada del “Céspedes” desde 1999 hasta 2015.
Sus méritos son cuantiosos, y descollante su labor como militante del Partido y como afiliada sindical, pero también lo son sus atributos como hija, esposa y madre.
Al referirse al asunto se le iluminan los ojos:
“Me considero una mujer privilegiada, por la familia que me ha tocado, y también tuve la suerte de encontrar a un hombre como Fernando (neurofisiólogo del hospital Carlos Manuel de Céspedes, actualmente de misión internacionalista), es mi compañero en la vida y en la profesión, somos uno el complemento del otro, y de nuestra unión nació lo más preciado para nosotros, Diana, quien seguirá la tradición de batas blancas, pues comienza en septiembre la carrera de Medicina.
“Pienso que la más valorada cualidad de una persona debe ser la humildad, el respeto a sus semejantes, no importa del estrato social que provengan; el amor a la familia, que es sinónimo de humanismo en la profesión, por eso no doy gran importancia a los cargos y méritos, ellos, sin lo señalado, no serían nada.
“Pocas veces me exalto o desespero, no importa las horas seguidas que esté en una consulta, pues mientras haya un paciente, ahí me mantengo, hay que comprender a las personas, escucharlas, sólo así se ayudan, porque las enfermedades neurológicas son muy complejas.
“Siempre encontraré tiempo para continuar mi superación profesional y para ofrecer amor a mis familiares, y a todos los que me rodean”.
La Doctora Mabel Rosa Odoardo Aguilar fue justamente congratulada con la entrega de moderno auto, “algo con lo que nuca ni soñé y que otros muchos colegas también merecen”.
Más que merecido artículo que deviene homenaje y no llega a reflejar todo la maravillosa profesional y ser humano, amiga y persona que es Mabel.
Dra. Mabel, estoy muy feliz de este escrito. Todo es verdad y aùn quedan cosas por decir. Mi admiraciòn y respeto para ella.
Dios te bendiga siempre. Abrazos para la niña y Fernando.
Excelente profesional y para colmo de bienes mejor persona.Todo elogio o reconocimiento hacia ella simplemente le hace la justicia que merece.Como diría el más grande : Honor a quien honor merece.
Maravillosa persona, excelente profesional… Felicidadesssssss, merece el reconocimiento. Ella y Fernando son uno solo, profesional y personalamente y eso los hace grandiosos. Felicitaciones!!!
Muy valiosa profesional, sencilla con gran entrega a su trabajo, a la esmerada atención de los pacientes que por su afección neurológica así lo necesitan, a tomarla como gran ejemplo… !¿?! ella se merece mucho mas .
Qué hermosa sorpresa encontrar esta entrevista en la gran vorágine de Facebook. La conozco por «Nana», así fue como me hablaron de ella desde el primer día y me cuesta mucho decirle Mabel. Mi vida estuvo atada a su familia más cercana por más de un año. Es dulce, tierna, etérea y enérgica… la inteligencia y la bondad se le salen por la mirada. No mira horas para atender a los pacientes que desde el primer día se vuelven sus amigos. Es cierto, Fernando es su mejor complemento y Diana, su obra más perfecta. Su refugio es su familia, esa que vive bien cerca del Parquecito de la Emulación. Y es en ese mismo lugar, bajo la mirada de un ilustre prócer ya olvidado donde crecieron ella y Sonita, bajo los atentos ojos de Gerson y Sonia, Diana conversa con sus amigas y Rafa espantaba el calor de los mediodía, mientras enseñaba a caminar a una mariposita bayamesa.
Tuve la oportunidad de conocerla en una situación muy angustiante relacionada con la salud de mi menor hijo y pude constatar como es merecedora de los elogios y reconocimientos que se le han hecho, muchos de los que hemos necesitado de sus servicios y de los de Fernando, hemos quedado conmovidos ante esa mezcla de humildad y profesionalidad no tan común por estos días.