Anoeta resucita el miedo culé

Un golazo de Oyarzabal y una fantástica actuación de Rulli confirman el mal momento del Barça. El Atlético se pone a tres puntos y el Madrid, a cuatro. De repente, hay Liga.

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Por AS.COM | 10 abril, 2016 |
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FOTO/ Javier Etxezarreta
FOTO/ Javier Etxezarreta

Luis Enrique dijo que la derrota de la temporada pasada en Anoeta fue una “derrota más” y aseguró que casi ni se acordaba de lo que había ocurrido el pasado mes de enero. Ante esta premisa de inconsciencia, se demostró el axioma de los que olvidan su historia, están condenados a repetirla y el Barcelona la repitió con una derrota por 1-0 en el peor momento posible. Más allá de que esta derrota abre la Liga dejando al Atlético a tiro de tres puntos y al Madrid a cuatro, lo peor fueron las sensaciones y la falta de soluciones desde el juego.

Nadie le puede discutir al Barcelona el empeño en la cita, lo tremendamente preocupante fue la falta de un esquema de juego que ayudara a que los jugadores corrieran menos y jugaran mejor ante una Real Sociedad que completó un partido memorable en todos los aspectos. Eusebio superó con su planteamiento de cabo a rabo el de Luis Enrique. Los locales se defendieron mejor, estuvieron mejor puestos en el campo, tuvieron más puntería en los momentos clave y supieron salir al contragolpe.

Ante ellos, el Barcelona volvió a fiar toda su navegación a la intuición de los capitanes del barco. Y las estrellas no estuvieron finas. Messi lo intentó sin continuidad, alternando tratos de letargo con acciones desesperadas que toparon ante un gigantesco Rulli; Neymar fue un guiñapo; Munir no le llega a Suárez ni  a suela del zapato y Busquets volvió a ser la víctima de un centro del campo caótico.

Luis Enrique reclutó para la zona más importante del juego de cualquier equipo a Rafinha, que lógicamente está fuera de forma tras casi siete meses lesionado, y a un Arda Turan que es una calamidad con barba. Ante esta disposición, Illarramendi comandó una media txuri-urdin que se zampó a la del Barça a la vizcaína.

Tal y como sucedió hace un año, la salida al campo de ambos equipos marcó el destino del partido. A los cuatro minutos, un gran centro de Xabi Prieto fue rematado por Mikel Oyarzabal, que completó un partido sensacional.

A partir de ahí, el Barcelona jamás supo cómo meterle mano a la Real. Lento, previsible, sin ayudas ni desborde, las únicas ocasiones de los blaugrana fueron conjuradas por Rulli ante un Messi que siendo un revólver gastado, sigue siendo la mejor arma del Barcelona.

Trató Luis Enrique de ir arreglando su desaguisado de alineación inicial dando entrada a Iniesta, Alba y Rakitic, pero la salida de Sergi Roberto, uno de los pocos que dio la cara en Anoeta, desnudó a un Barcelona que sigue estrellándose año tras año en la misma piedra. El equipo de Luis Enrique, vuelve a acercarse al abismo. Está por ver si, como pasó la última vez, lo sortea o bien se despeña.

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