El máster en Ciencias Carlos Olmo González, mereció este 2020 por la Universidad de Granma, el Premio al mérito científico por el aporte a la defensa y la seguridad nacional.
Sus resultados están vinculados al proyecto martiano “Martí me habla hoy, porque soy la esperanza del mundo”, al cual se insertan estudiantes de la Facultad de ciencias agropecuarias entre otras de la Universidad de Granma.
Los otros aportes de su trabajo están asociados a la esfera de la cual es especialista, fundamentalmente a la avicultura, donde utiliza plantas proteicas y otros productos alternativos en la alimentación de aves de diferentes especies.
“El proyecto está vinculado a la Empresa avícola Granma donde se han obtenido diferentes resultados, actualmente trabajamos con dos maestrantes y estamos vinculados a la empresa agroindustrial de granos Fernando Echenique para potenciar la producción de huevos y carnes de diferentes especies.
“En gallinas semi rústicas desarrollamos la producción de huevo; el pollo campero para generar carne; la codorniz para la obtención de carne y huevo, y la especie líder, que es la gallina de guinea, con la cual pretendemos cerrar ciclo, con la obtención de huevos, nuevas reproductoras y para diversificar las producciones de las diferentes empresas.
A decir de Olmo González, este proyecto es asunto de seguridad y defensa nacional, porque como dijera Raúl, tan importantes como los cañones son los frijoles la alimentación del pueblo requiere de soluciones viables y alternativas desde la implementación de estos productos.
“También incursionamos en la fabricación de equipos, además vinculado con la jefatura provincial del ejercito juvenil del trabajo, que labora como especialista.
“Asesoramos en términos de reducción de desastres. No es un premio a título personal, es de nuestra facultad agropecuaria y nuestro departamento de medicina veterinaria.”
“Utilizamos plantas proteicas como morera en alimentación de pollo campero, moringa, titonia, jatrofa, estas se secan al sol, se molinan y se incluyen desde un cinco hasta un 20 por ciento en la alimentación de estas aves, que requieren aminoácidos esenciales.
“Tenemos rendimientos cercanos a si utilizáramos piensos comerciales, pero sobre todo, nos evitamos la importación de maíz y soya que encarecen el costo de la dieta y que en el caso de las aves es de alrededor de un 70 por ciento del costo total.
“Como parte del proyecto materializaron la construcción de diferentes molinos, de máquinas que son necesarias para el corte de pico y el corte de la falange”, expuso González.