El Apóstol, Bayamo y los bayameses

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Por Ludín Fonseca García (Historiador de la Ciudad de Bayamo) | 28 enero, 2018 |
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FOTO Rafael Martínez Arias

La ciudad de Bayamo y sus hijos, por los aportes trascendentes que realizaron al proceso independentista cubano, están presentes en más de 274 referencias en los escritos del Héroe Nacional José Martí.

Su primera fuente de información sobre esta región fue la prensa colonialista española. Durante el destierro entabló amistad con bayameses y profundizó sus reflexiones,  y ya en su madurez intelectual esta tierra fecunda y su ejemplo  ocuparon un lugar privilegiado en la prédica que efectuó para reiniciar la guerra.

En 1869 José Martí publica El Diablo Cojuelo, critica la libertad de imprenta y la represión de las autoridades españolas. De este propio año es el soneto ¡10 de Octubre!, en el cual escribió: Del ancho Cauto a la Escambraica sierra, / Ruge el cañón, y al bélico estampido, / El bárbaro opresor, estremecido, / Gime, solloza, y tímido se aterra. Este pensamiento independentista le costó sufrir prisión.

Es liberado en 1871 y se establece en España donde publica el folleto La República Española ante la Revolución Cubana, y encuentra eco la quema de la ciudad. La actitud bravía de los bayameses es argumento para persuadir al público español, de que los cubanos lucharán por la independencia a costa de los mayores sacrificios. Este hecho tiene sus antecedentes en la historia española y señala que “Como la Península quemó a Sagunto, Cuba quemó a Bayamo”.

EN SUS VIAJES POR AMÉRICA

En 1871 los cubanos que peleaban con las armas atraviesan una situación difícil, el fin de la guerra no se vislumbraba, las necesidades eran cada vez más apremiantes y aumentaba la represión de las tropas enemigas. En diversos sectores de la emigración se plantea buscar una solución. El bayamés Juan Clemente Zenea llegó al campo revolucionario con un salvoconducto español para contactar con los principales líderes, cuando partió fue capturado por los hispanos, que desconocen el documento, y lo fusilan el 25 de agosto.

El hecho genera polémica, los independentistas lo llaman traidor, los colonialistas insurrecto. En medio de la confusión José Martí sale en su defensa, el 7 de diciembre escribe el poema Zenea, y pone en boca del poeta las siguientes palabras: “¡Oh! ¡no lloréis así por mi partida! / Si clamaba mi sangre la balanza / De mi patria querida”.

A partir de 1877 José Martí conoce la historia de Bayamo y sus protagonistas. En abril llega a Guatemala y se presenta al pedagogo José María Izaguirre, que había fundado la Escuela Normal. Martí es incorporado al claustro como profesor de los cursos de Literatura y reside en su casa, un año después escribe: “Gozo yo con que el que la haya establecido y recoja sus frutos de apostolado sea un cubano, amigo de los hombres: José María Izaguirre”.

El Apóstol abandona Guatemala en agosto de 1878 como protesta por la destitución de Izaguirre del puesto de director de la Escuela Normal, y se traslada a Tegucigalpa, Honduras. En ese sitio es atendido por José Joaquín Palma. Años después, el poeta bayamés escribió un libro de poesías que envía a José Martí para saber su criterio.

En la contestación reconoce la originalidad, porque ha rehuido a la influencia europea, y señala: “Tú naciste en Bayamo, y eres poeta bayamés. No corre en tus versos el aire frío del Norte; no hay en ellos la amargura postiza del Lied, el mal culpable de Byron, el dolor perfumado de Musset. Lloren los trovadores de las monarquías sobre las estatuas de sus reyes, rotas a los pies de los caballos de las revoluciones”.

José Martí,  en 1879,  está en Cuba y participa en una reunión de conspiradores convocada por el bayamés Pedro Martínez Freire. El 21 de marzo de 1881 escribe en Caracas, Venezuela, sobre la trascendencia que tuvieron los acontecimientos de Bayamo, en 1868, para la desaparición del poder colonial español en América.

FIGURAS BAYAMESAS EN LA OBRA MARTIANA

El 10 de octubre de 1888 José Martí publicó el artículo Céspedes y Agramonte. Hacía varios años que estaba enfrascado en este empeño, había solicitado información a Máximo Gómez sobre Carlos Manuel de Céspedes, enfatizaba en conocer las principales críticas que le formulaban y los argumentos que podía utilizar en su defensa. Analiza al Padre de la Patria desde comienzos de la gesta, su nombramiento como capitán general y exalta su pensamiento democrático al sentar en la mesa de gobierno a españoles y a cubanos, a blancos y a negros.

Valora el Héroe Nacional el pensamiento de prominentes cubanos de la primera mitad del siglo XIX el 24 de enero de 1889. El bayamés José Antonio Saco entra en la órbita. En él reconoce a un revolucionario en las artes, porque cuestionó el romanticismo en la pintura y las letras, “fue incisivo y serio” por la forma en que escribió, siempre en polémica: “No creía en parches andaluces ni postizos rubios para las cosas del país”.

En la década de 1890 se acrecienta la labor política de José Martí para concretar el proyecto independista cubano. Para aglutinar a los emigrados visita diversos espacios geográficos y las casas de los bayameses lo reciben gustoso. En estas  pasa temporadas y profundiza en el conocimiento de la historia local.

A Fernando Figueredo Socarrás escribe en una carta la frase más publicitada en la ciudad por su valor afectivo: “Vd. y yo somos bayameses, porque yo tengo de Bayamo el alma intrépida y natural, y los dos somos hijos de la verdad de la naturaleza”.

El 10 de abril de 1892 es proclamado el Partido Revolucionario Cubano y José Martí publica un artículo en Patria, en este rinde homenaje a los acontecimientos de  Guáimaro, que dieron lugar al primer gobierno cubano y a la proclamación de la Constitución. Desfilan todos los bayameses que concurrieron al nacimiento de la República: Carlos Manuel y Ramón de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, José María Izaguirre, Francisco del Castillo y José Joaquín Palma. La descripción física, forma de pensar y actuar demuestran un conocimiento que solo pudo adquirir en los vínculos con los bayameses.

El 16 de abril de 1892 critica el racismo y resalta el pensamiento antiesclavista de la generación bayamesa que inició la Guerra del 68. En el Liceo San Carlos confluyen los blancos, negros, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes en una confraternidad para clamar por la independencia de Cuba y entregar dinero.

En la institución estaba colocado el nombre de Francisco Vicente Aguilera y escribió “¡Anda de moda tener en menos a aquellos a cuya mesa comió como hermano el millonario heroico, el caballero intachable, el padre de la República, Francisco Vicente Aguilera! Pues para que esas modas mueran, cría y prepara el Liceo San Carlos”.

En unos apuntes titulados Manuel del Socorro Rodríguez valora a este bayamés que desarrolló su obra en Colombia a finales del siglo XVIII y a principios del XIX. Lo caracteriza como culto, cortés, suave, puro, humilde y bondadoso. En su pensamiento político reconoce un “americano en el espíritu [que veía] personalidad de ente y cuerpo de pueblo propio, al que era, más que nación, solar de ovejas, a su propio cuidado abandonadas, y guardadas de lobos”.

COLABORACIÓN EN LA GUERRA NECESARIA

En 1894 José Martí considera llegado el momento de reiniciar la guerra en Cuba. Los informes que recibe lo incentivan. Al mayor general Máximo Gómez le dice que los hermanos bayameses Ismael y Joaquín Estrada estaban listos en Punta de Jagua. Se inicia la etapa final de preparación de la guerra, y contar con dinero es cada vez más necesario.

A José María Izaguirre pide que realice recolectas entre sus amigos en Managua y otros departamentos de Nicaragua donde residía. Lo califica como “amigo de Céspedes”, y uno de los padres de la República. Izaguirre estaba en la pobreza, pero garantiza recursos. El 7 de julio expresa: “¡Si todos fueran como José María Izaguirre!”

En enero de 1895 es retenida por las autoridades norteamericanas el Lagonda, embarcación que debían traer parte de los hombres que se incorporarían a la revolución en Cuba, y decomisan varias cajas de armamento. En esos instantes difíciles escribe a Tomás Estrada Palma en busca de ayuda, de ese encuentro expresó: “Nunca he sentido tan noble ni tan cercana como hoy”.

La situación era compleja.  La recia personalidad de Carlos Manuel de Céspedes aparece como un paradigma de lucha contra las adversidades y la desidia de muchos cubanos, en su poema  Serafín Sánchez, elaborado el 21 de febrero de 1895.

El 11 de abril de 1895 José Martí está en Cuba, se desplaza hacia el centro de la Isla. En las caminatas y descansos conoce más de la historia de Bayamo, gracias al Generalísimo Máximo Gómez, quien le  comenta acontecimientos trascendentes. El dominicano refiere una conversación tenida con el Padre de la Patria, en cuyo intercambio analizaron las dificultades de la contienda del 68, cuando los jefes militares carecían de dirección, las tropas estaban abandonadas, y faltaba un plan de campaña.

Le narró lo ocurrido en Tacajó, el 2 de mayo de1869. Después de la quema de Bayamo se desconocía el paradero de Carlos Manuel de Céspedes y Donato Mármol se declaró dictador. La mediación de varios jefes militares, entre ellos Gómez, logra que se respete la autoridad del hombre de Demajagua.

José Martí cita quizás por última vez, a Bayamo, el 7 de mayo de 1895, al valorar los alzamientos en diversas regiones de Cuba; sobre el estado de la guerra escribió satisfecho: “Se pelea mucho en Bayamo”.

El Apóstol de la independencia de Cuba se identificó con Bayamo y los bayameses por  el papel preponderante que tuvieron en la contienda de 1868, el apoyo inestimable al proyecto revolucionario desde la emigración para hacer de Cuba una patria libre, por ese motivo son referentes constantes en su papelería.

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