Aprovechar fortalezas

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Por Luis Morales Blanco | 18 abril, 2020 |
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Cooperativa agropecuaria Carlos Bastidas de Cauto Cristo, aportan desde el surco cultivos varios a la población, para enfrentar el Coronavirus FOTO/ Luis Carlos Palacios

No cabe duda que ahora, como nunca antes, la producción de alimentos testimonia su  carácter de elemento de seguridad nacional.

¿Exageración? ¡De ninguna manera! La situación en que nos ha puesto la tristemente célebre COVID-19 corrobora conocidas realidades.

Como  nunca antes, resulta imprescindible a los campesinos del patio y al el resto de las formas productivas meterse de lleno a producir alimentos para el pueblo y cerrarle el cerco al desabastecimiento.

Hace muchos años, la dirección del país insiste en la siembra  de cultivos de ciclo corto, en la sustitución de piensos importados por los criollos junto a  la cría de cerdos de piel negra y aves rústicas, entre otras especies… así se piensa en soberanía alimentaria.

Claramente, la plantación de cultivos “ágiles” en plena campaña de primavera y el incremento en los acopios refuerzan la estrategia de la Agricultura y propiciarían asegurar el mayor volumen de productos en el menor tiempo posible.

Eso no es fortuito, indica el deber de producir desde dentro y hacia dentro para mitigar el golpe de la actual pandemia, no se sabe cuándo abrirán mercados foráneos y todos debemos tener claridad de que solo tendremos lo que produzcamos.

¡Atención! con el cierre circunstancial de escuelas, instalaciones hoteleras y otras instituciones, su aseguramiento está siendo utilizado dosificadamente para la venta a los consumidores, aun cuando hasta ahora pueda parecernos que resulte insuficiente…

Vemos con muy buenos ojos la aplicación de la ciencia y la técnica para facilitarle a la población el acceso a los alimentos y, más aún, redistribuirlos para llevarlos a una red ampliada de mercados y  evitar las peligrosas aglomeraciones.

Muy oportuno: en la delegación local del Ministerio de la Agricultura buscan alternativas e involucran a entidades comercializadoras, bases productivas y productores de los buenos de verdad; si todos actúan a una, la respuesta será favorable

Asimismo,  junto a la empresa de Acopio, participan  otras estructuras que, previa preparación, ya  ubican productos en la red, entre ellos la añorada papa,  cuyas ventas son controladas por la libreta de abastecimiento.

¿Volvimos  atrás? dicen unos “¡No!”, contesta la razón, es para un reparto más equitativo con el gran reto de acercar los productos a las viviendas, hacer el realidad quedarse en casa y minimizar los dañinos “molotes”.

Hoy como nunca es ineludible el rescate de las áreas de autoabastecimiento; entregar más tierras en usufructo, acelerar  siembras  y priorizar el intercalamiento de cultivos en áreas idóneas. No  hacerlo por amor al arte.

La reubicación de trabajadores en huertos intensivos y polos productivos seguramente  contribuirá al desarrollo de esta esencial actividad, pues es otra de las fortalezas esgrimidas.

¡Aprovechémoslas todas!

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  1. Saludos Luis, aplaudo mucho la idea deltrabajo encaminado a producir más con conceptos del momento y no soñando con los recursos que en estos tiempos de COVID no tendremos pero creo que hace mucho tiempo la agricultura en el territorio está necesitando hacer análisis más objetivos de las potencialidades de cada entidad y productor independiente y situar los pocos recursos donde se garanticen una entrega lo más eficiente posible de la producción pues a mi juicio ese análisis no ha sido todo lño integral que se ha necesitado y hace un tiempo no satisfacemos las necesidades de la población según lo que ha indicado la Dirección máxima del país, a veces viene la dirección nacional y controla la agricultura urbana y suburbana y está todo bien y en el próximo control está regular y a veces mal, hece un tiempito era posible comprar hortalizas y vegetales con facilidad en cualquier organóponico, huerto intensivo, etc, hace un tiempo acá eso es casi imposible, así ocurre con las placitas y mercados donde los precios se fueron trepando hasta llegar a lugares a veces inalcanzables para una parte de la población, por ejemplo la propia papa comercializada hasta 25 pesos la libra, entonces creo es necesario también que se realicen controles estrictos de lo que se produce, pues en tiempos de COVID, como usted dice los controles tienen que ser para tiempos de COVID.