Aventura prometida, cultura asegurada

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Por Gisel García Gonzalez | 7 septiembre, 2015 |
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Feria del Libro, GranmaDesde el estante me riñen con sus mosquetes y sables piratas, conquistadores, indios y expertos navegantes, su mundo, apilado en deforme rascacielos, huele a tinta, a hojas apergaminadas y débil papel gaceta; en las páginas de los libros este mundo y otros extienden una invitación, casi suplicante.

La disminución de la lectura aparece como un mal aún más acuciante en nuestros días y es triste, pues con mayor frecuencia los escolares valoran el contenido de sus libros de texto como todo el necesario.

La escuela proporciona el instrumento, la habilidad para leer, la vía de acceso al conocimiento, pero la consideración de la lectura como medio de diversión, perfeccionamiento y enriquecimiento moral nace de la motivación hacia un hábito.

Sobre la necesidad de fomentar el hábito de la lectura en la suroriental provincia cubana de Granma y las actividades que se realizan al respecto en los centros de las distintas enseñanzas, conversó esta periodista con algunos de los maestros promotores, reconocidos por su labor destacada.

Al que buen libro se arrima, la cultura lo cobija

“Hoy es mucho más difícil motivar a los estudiantes por la lectura, en tanto se suman seductores contendientes, pero no es imposible conseguirlo si se imprime sobre todo constancia y paciencia”, explica el maestro Rafael Acuña Rivero, de la escuela primaria Ramón Gómez en Jiguaní.

“El educador debe ser, ante todo, un ejemplo de lector activo y trasladar a sus alumnos impresiones y comentarios; la imitación también constituye un recurso valioso”.

Hortensia Rosales Armas, profesora de Español Literatura en el Instituto Politécnico Ignacio Pérez Zamora, de Jiguaní, agrega: “el estudiante que posee este hábito tiene la posibilidad de dominar las otras materias, porque desarrolla la capacidad para interpretar, comprender, reflexionar, resumir, comparar, relacionar y extraer conclusiones”.

“Tal inclinación debe comenzar a edades muy tempranas, en la casa y continuar en las instituciones educativas, o se corre el riesgo de encontrar años de resistencia o terrenos apenas transitados en el fomento de los hábitos de lectura. El placer de leer no se despierta automáticamente, sino que supone un aprendizaje”.

Kenia Gómez Acosta de la también jiguanicera ESBU William Soler expone sus experiencias en la asignatura de Historia de Cuba: “en la enseñanza de este importante tema se debe por obligación emplear libros más exhaustivos, tendientes al relato o narración, buscando generar un marcado interés en los alumnos”.

“La preocupación durante décadas de nuestra prensa escrita de reseñar y mantener viva la historia de lucha del pueblo cubano ha constituido un apoyo para mis clases todos estos años, junto a títulos como Hasta la victoria siempre, Visión de Martí y Perfiles, este último de Armando Hart, se convierten en material indispensable para lograr una habilidad tan significativa como la valoración de personalidades”.

LecturasFleider Peña Escalona, maestro de la escuela especial Félix Varela de Bayamo, comenzó debatiendo las noticias del periódico con su grupo, luego incorporó libros de narraciones poco complejas y profusas ilustraciones, hasta que hoy, con ayuda de la instructora de arte, sus alumnos llevan a las tablas sus personajes favoritos:

“Estos infantes, de comprensión limitada y lento aprendizaje, se inclinan por la fantasía, la imaginación, por eso traslado las lecturas a otros ambientes, para interactuar con la naturaleza, el entorno”.

“Las fábulas son sus preferidas y las moralejas favorecen su comportamiento cotidiano, las conductas a asumir en determinadas situaciones, la educación formal y la colaboración en actividades del hogar”.

Los métodos en actual práctica son similares en todas las instituciones de la provincia; de esta forma Rafael habla de minibibliotecas en las aulas, concursos, cartas a escritores del territorio, visitas a la biblioteca, mientras Kenia enumera con orgullo los aportes realizados por sus estudiantes a la hemeroteca, y Hortensia intenta explicarme las reglas de un juego didáctico que relaciona las violaciones de las leyes del tránsito con errores gramaticales y de expresión oral.

No obstante, la lectura extraclase es una de las técnicas generalizadas; implica la lectura por parte de los estudiantes de obras literarias y divulgación científica, independiente, pero organizada según el contenido impartido.

Los esfuerzos de estos profesores se revierten en niños y adolescentes de vocabulario más amplio, mejor expresión oral y ortografía y redacciones creativas, extensas, de ideas bien desarrolladas, con criterios personales y valoraciones.

Un buen libro plantea al intelecto disyuntivas y problemas que originan la actividad pensante, presenta moldes del desarrollo lógico y patrones de raciocinio. En lo psicológico la lectura ofrece, desde los beneficios casi terapéuticos de la distracción, hasta las grandes y cuestionables influencias en la conducta humana, particularmente en el adolescente.

Sin embargo, investigaciones realizadas por el Centro de Estudios de la Juventud, demostró que, aunque muchos cubanos leen, en la adolescencia se suelen abandonar los libros. La pesquisa refiere que la satisfacción emocional máxima a través de la lectura disminuye desde las edades de 14-17 años hasta los 21-23.

Anteriores investigaciones de 1996 motivaron que dos años más tarde se organizara el Programa Nacional de la Lectura, en el cual aunaron fuerzas los Ministerios de Educación y Cultura, proponiéndose estimular el hábito de lectura entre los cubanos, esencialmente en las edades más tempranas y lograr que las nuevas tecnologías en el universo audiovisual fueran apoyo, y no freno, del interés por los libros.

Pues como reza un proverbio indú “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora” o según el reconocido escritor José Luis Borges “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.

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