La palabra azúcar viene del sánscrito sharkara que los persas transformaron en sakar. Los griegos lo llamarían sakjar; el árabe clásico lo nombró sukkar y, posteriormente, el árabe hispano lo llamó assúkar.
Alejandro el Magno y sus soldados macedonios se llevaron a la tierra natal, ‘la caña de miel’. Los cruzados, en tanto, cargaron con la ‘sal dulce’ a Europa después de las campañas en Tierra Santa.
En agosto de 1492, Cristóbal Colón desembarcó en las Islas Canarias para proveerse de vino y agua; allí tuvo una relación sentimental con Beatriz de Bobadilla. Ella le dio unas cañas de azúcar como prenda de amor que, al llegar a América, motivarían la primera zafra que tuvo lugar en la isla de La Española en 1501. En la década de 1520 se construyeron muchos ingenios en Cuba y Jamaica.
El arte unido a la historia nos permite recordar que la producción azucarera, como ha quedado reflejado en varias obras de la plástica, fue fruto de la sangre, el sudor amargo del esclavo y las lágrimas de la opresión. Asegura el historiador británico Noel Deer, que se comerciaron 20 millones de africanos y dos terceras partes de ellos pagadas con este grano.
Una localidad del sur de la República Oriental del Uruguay tiene como nombre Pan de Azúcar; así como, una montaña en Río de Janeiro, Brasil, y el Parque Nacional chileno.
Sugar Ray Robinson, en el boxeo profesional estadounidense, y la cantante cubana Celia Cruz con su frase ‘azúcar’, reflejan la presencia de esta en el deporte y el arte. Unido a las recetas culinarias: tartas, postres, dulces, helados, mermeladas…, que junto al chocolate es para saborear.
Ya bien se obtenga de la caña de azúcar o de la remolacha, a este producto perteneciente a los hidratos de carbono simples, se le considera como uno de los principales aportes energéticos para el organismo humano y muy necesario en sus funciones. Sin embargo, el problema surge a partir de la proporción en el consumo y de los tipos de azúcares utilizados. De los existentes, la llamada prieta o morena es la menos procesada y la más beneficiosa. Entre las ventajas que ofrece están: proporcionar la energía necesaria, una sensación de bienestar; pero si se come en exceso, el menor de todos los males serán las caries, pues igualmente se le relaciona con el sobrepeso, la obesidad y favorece un aumento de triglicéridos.
Además de que el uso inapropiado está vinculado con la intolerancia a la glucosa, la diabetes mellitus, arterioesclerosis, aterosclerosis y el cáncer de páncreas. En la actualidad se reconoce que algunas personas son adictas a los alimentos azucarados.
Démosles a la azúcar la proporción exacta en nuestra vida y respetemos su paso a través de la historia y las artes.