Bale pagó el rescate del Madrid

Un Rayo admirable se puso con 2-0 en el minuto 13. Después, el galés inició y culminó la remontada del Real Madrid. Un error absurdo de Embarba decidió el choque. Se lesionó Benzema.

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Por AS.COM | 23 abril, 2016 |
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odric, Lucas Vázquez y Bale celebraron así del R. Madrid 2-3. FOT/ EFE
Modric, Lucas Vázquez y Bale celebraron así del R. Madrid 2-3. FOT/ EFE

Rayo Vallecano 2-3 Real Madrid | Ausente Cristiano, Gareth Bale fue el vocalista que necesitaba el Madrid en Vallecas, el futbolista que pagó el rescate de un equipo que tuvo la Liga perdida durante ochenta minutos. Por fin se adivina un delfín en el galés, héroe de un partido muy descuidado por el Madrid. Midió mal al Rayo, que tiene el sueño romántico de jugar bien al fútbol a coste cero, y sobrevivió entre prisas y angustias. Y echando mano de Lucas Vázquez, siempre alumno ejemplar.

Con mejores o peores futbolistas, en momentos de depresión o de euforia, el Rayo es un equipo de principios. Cambia el acierto pero no cambia el modelo. El Madrid no se dio por enterado y en media hora se vio camino del cementerio de esta Liga, superado por ese juego valiente, casi extremista, laborioso y a fuego lento del Rayo. Zidane tuvo un exceso de celo con la Champions al privar al equipo de Modric, alrededor de quien giran todos los planetas. Kovacic es de otra especie. Le falta confianza y jerarquía, también minutos. Y aún capitalizándose con esas virtudes nunca será Modric. Como Danilo nunca será Carvajal. Su alegría acaba confundiéndose con la inconsciencia y acaba en tormento, como el que vivió ante Bebé, un extremo de potencia y con un trueno en su pierna derecha. Al menos se apuntó la asistencia del 2-2.

Por ahí le cayó el chaparrón al Madrid, que en trece minutos había encajado dos goles. El primero, por falta de vigilancia. El segundo, por falta de fortuna. El cabezazo de Varane tocó en el cogote de Amaya para dejar a Miku sólo frente a Keylor. Dos goles en el área pequeña de esos que dejan mal al que defiende.

En la media hora inicial se jugó a lo que quiso Trashorras, un centrocampista sobre el que merece la pena agrupar a un equipo. Atrás se mostró como un conjunto más hermético de lo común y por las bandas se hizo largo y peligroso. El Madrid quedó reducido a Bale. Puso en suerte a Benzema, que acabó marchándose lesionado, dirigió la respuesta del Madrid e hizo su gol número 17 en una campaña extraña: se ha lesionado más que nunca y ha jugado mejor que nunca.

Ese tanto del galés y Lucas Vázquez, que pagó el IVA del canterano con una suplencia inmerecida, fueron el remolque del Madrid. El gallego marcó el empate en cabezazo de ariete de rompe y rasga, con el Rayo desorientado, al otro lado del mundo que dibujó en los comienzos. Y cuando vio que no bastaba con eso, con el agua al cuello, Zidane metió a Modric y a Isco de nueve de pega. El partido se convirtió en una cama deshecha, con actividad en las dos porterías y con Lucas Vázquez como única solución del Madrid. James fue un tratamiento a la desesperada, pero fue Embarba, quien en un error inexplicable, puso a Bale en la autopista hacia la remontada. El galés, si le da esquinazo al sóleo y al golf, acabará siendo el jugador de época que compró Florentino.

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