Béisbol cubano: entre protestas y expulsiones anda el juego

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 14 diciembre, 2018 |
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En los tantos años que llevo de cobertura de nuestras Series Nacionales de Béisbol, no recuerdo otro con tantos escándalos y protestas, que no solo enrolan a atletas. En estas penosas situaciones, también han caído en reiteradas ocasiones entrenadores y los propios árbitros, incapaces en muchos casos de imponer la autoridad con la cual cuentan para conducir los partidos.
Si en la primera fase de la actual LVIII Serie Nacional se vieron muchos casos de indisciplina, creo que en esta segunda etapa se han incrementado.

Los árbitros detrás del plato les permiten a los bateadores todo tipo de protestas de los conteos. Y, para colmo de males, cuando el jugador les refiere algo, ellos les siguen el ritmo en esa discusión, algo inadmisible.

El encargado de impartir justicia está para eso, y no pude venir ningún jugador a cuestionarle su decisión. Ante la duda o el desacuerdo, quien está autorizado para hacer una reclamación es el mentor del equipo.

En ocasiones, discute el bateador; en otras, lo apoya el coach de tercera base, que igual le refiere algo al árbitro de home, como al lanzador rival, quien tampoco se calla y le responde de muy mala forma. ¿Hasta dónde llegaremos?

Asistí el pasado domingo al estadio Latinoamericano, para ver el primer duelo de la subserie particular entre Industriales y Ciego de Ávila, en el cual iban y venían las “malas caras” de bateadores de ambos equipos, por los conteos del árbitro Jorge Niebla. Incluso, el mismísimo astro del montículo, Vladimir García (CAV), le hizo reiterados gestos de desacuerdo. Pero no ocurrió nada.

Pienso que el árbitro no puede darse el lujo de admitir las continuas protestas de los bateadores y lanzadores, porque pierde credibilidad y respeto. Ante esas quejas, que solo se ven en el béisbol cubano, se debe ser enérgico.

Cuando se aprecie la primera inconformidad, se le llama la atención, y de continuar, se le expulsa del juego. Y si el mentor no está de acuerdo, explicarle el por qué de la medida, pues son ellos y su cuerpo técnico, los encargados de instruir a sus discípulos.

Lo fundamental es que se sepa preparar al jugador, no solo para desempeñarse con respeto en una campaña beisbolera, sino también como persona. Y en eso, mucho tiene que ver el poder de comunicación de los directores y entrenadores de cada equipo.

Pero hay más. Los directivos del arbitraje en la Comisión Nacional de Béisbol, también deben velar por el buen trabajo de los encargados de impartir justicia.

Si sus conteos son malos, o si muestran incapacidad para controlar el partido, incluido el requerimiento a los serpentineros para que no se demoren en hacer los lanzamientos de cara a una mayor fluidez del juego, también deberían ser llamados a capítulo.

Ni qué decir del caso del tunero Yordanis Alarcón, quien fue expulsado por lo que queda de campaña. Según ha trascendido, el antesalista de los Leñadores de Las Tunas fue irrespetuoso con el mánager Pablo Civil.

También el duelo particular Industriales-Holguín mostró muchos ejemplos de pésima conducta, incluidos atletas, directores y hasta el público presente en el estadio Calixto García.

Como resultado, dos peloteros fueron suspendidos luego de una trifulca presenciada por todo el estadio: el lanzador de los Leones, Noelvis Entenza, deberá esperar 12 encuentros, y Yasiel Santoya, primera base de los Cachorros, estará fuera de la nómina por nueve juegos. Según se supo, el público arrojó objetos hacia el terreno.

Recientemente, en la trasmisión por TV del partido Las Tunas-Holguín, el director de los Leñadores sustituyó al bateador Dailer Peña, que ya estaba parado en el home dispuesto para consumir su turno, por el zurdo Leonis Figueredo.

Al regresar al banco, Peña hizo astillas su bate, indignado por la decisión del mentor. Y ninguno de los directivos del equipo, fue capaz de requerirlo por esa pésima acción.
Y también han sonado las expulsiones de varios directores de equipos, y de algunos integrantes del cuerpo de dirección. Las protestas y los escándalos, por demás, demoran los partidos, que no bajan de las tres horas.

Los grandes peloteros cubanos, como Antonio Muñoz, Omar Linares, Antonio Pacheco, Wilfredo Sánchez y el aún activo Frederich Cepeda, por solo citar cinco casos, jamás protestaban los conteos. Se concentraban y, tras ese lanzamiento que no les gustó, le daban una línea al más hábil lanzador contrario. Irse a las manos u ofender al rival, no estaba incluido en su “diccionario” del béisbol.

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