En una solemne ceremonia, realizada en el Salón de Protocolo de la Plaza de la Patria, en Bayamo, la maestra Bella Nieve Ledea Brizuela recibió el premio Gloria Guerra Menchero 2017, otorgado por la Asociación Nacional de Pedagogos de Cuba (APC).
Quizá en los momentos de imposición del reconocimiento, pasó revista a su vida y recordó la humilde casa de yagua, guano y piso de tierra, en Jiguaní, donde nació hace 77 años y al niño que cuidaba por dos pesos al mes, para poder comprar libros usados.
Aunque no le agrada rememorarlo, no olvida cuánto lloró ante la posibilidad de dejar la escuela, en cuarto grado, y para no hacerlo, lavó y planchó ropa, con planchas de hierro calentadas con carbón o leña.
Ahora usa un bastón y es lento su caminar, pero en Santiago de Cuba, donde residió con una tía para estudiar octavo grado, caminaba 20 cuadras por la mañana y las desandaba por la tarde, al no tener para pagar pasaje en guagua y, no obstante el cansancio, tarde en la noche hacía las tareas escolares y leía.
No dudó un segundo en incorporarse a la Campaña de Alfabetización, en 1961, y enfrascada en enseñar a leer y a escribir a campesinos de la Ciénaga de Zapata, en Matanzas, la sorprende la invasión mercenaria a Cuba por Playa Girón.
Escondida en una casimba, supo cuán duro aprietan los cangrejos con la menor de dos pinzas.
Al hacer realidad el sueño de su vida, comienza a trabajar como maestra en la Sierra Cristal, en la actual provincia de Holguín. Cientos serían, a partir de entonces y hasta su jubilación, en 1996, sus alumnos, la mayoría en escuelas de Granma.
La creación en el año 2000 de la Cátedra del Adulto Mayor, por la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, proyecto extendido a todo el país, le abrió a Bella Nieve las puertas a una nueva aventura del trabajo y el conocimiento.
Las cátedras universitarias del Adulto Mayor son un proyecto atendido por la Dirección de Extensión Universitaria, perteneciente al Sistema nacional de Educación, y cumple el objetivo de insertar a los ancianos en programas académicos, que no reproducen ninguna carrera universitaria, pero sus integrantes se superan culturalmente.
Bella es fundadora de la Cátedra del Adulto Mayor en Jiguaní, y al trasladarse para Bayamo atiende ese proyecto en coordinación con la Casa de Orientación a la Mujer y a la Familia.
Para ella esa posibilidad “ha sido muy gratificante y me ha servido de retroalimentación, pues el estar en iguales condiciones que mis compañeros, en cuanto a la edad, me permite investigar, conocer sus necesidades, preocupaciones e intereses”.
Agrega que en ese último tramo de la vida, “debemos prepararnos para afrontarlo con valentía y una alta dosis de autoestima”, a lo cual contribuye esta cátedra.
Gloria Guerra Menchero fue su fundadora en Cuba y maestra de base que trabajó en la organización de las aulas destinadas a las personas mayores.
El premio, Bella Nieve lo dedica “a la memoria de mi madre, que tanto me apoyó” y a todas las personas que la han asesorado.
Leocadia (Leo) Sánchez Vinent, integrante del círculo de abuelos Jardín de la Esperanza, asegura que Bella motiva, entusiasma, da ánimo, para aprender a disfrutar “lo que nos queda por vivir”.
La licenciada en Cultura Física, Idalmis Silveira Rodríguez, quien atiende al círculo antes mencionado, añade que Ledea Brizuela es, más que alumna, maestra, pues enseña a sus compañeros nuevos conocimientos y a vivir con optimismo la edad avanzada.
Bella Nieve, por su parte, escribió con su puño y letra: “Gracias a todos por confiar en mí”.