Para Bárbara Weeden Estrada, directora del sistema provincial de bibliotecas de Granma, el orgullo de ser bibliotecaria es inocultable. Ha dedicado más de cuatro décadas de su vida a la “Bendita Profesión”, como la llama, que estudió en la Escuela Nacional de Bibliotecas entonces ubicada en La Habana.
Mucho ha cambiado para bien la bibliotecología cubana que celebra cada 7 de junio el día del bibliotecario (a), en honor al natalicio del abogado, periodista, historiador Antonio Bachiller y Morales, Padre de la bibliografía cubana, nacido en 1812, quién desarrolló incansable labor como pedagogo y guardián de la memoria histórica de instituciones y la nación.
Hace unas décadas los bibliotecólogos, archiveros o bibliotecarios solo eran celosos cuidadores de colecciones de libros y documentos, hoy son entes activos que gestionan información y median entre públicos y diversas fuentes, entre las que se encuentran las digitales (fotografias, audiovisuales).
Celebrar un día tan significativo frente al desafío de permanecer distantes en lo físico, supone creatividad, por eso trabajadores del sistema provincial de bibliotecas se mantienen activos en redes sociales promoviendo la lectura, uno de los principales objetivos del quehacer cotidiano, compartiendo memorias de eventos literarios y promoviendo la labor de editores y escritores, asi como colecciones y fondos valiosos que contienen el desarrollo cultural y científico del pais y la humanidad.
Clasificar, restaurar documentos y libros, actualizar registros y preservar en condiciones óptimas amplia bibliografía son tareas ininterrumpidas de los bibliotecarios, aún en tiempos de pandemia, porque el saber no espera y esta bendita profesión, como dijera Bárbara Weeden, está al servicio del conocimiento y todo el que busque la savia atesorada en estos inmuebles.
Publicada por Diana Iglesias Aguilar en Jueves, 4 de junio de 2020