Bulé: un comparsero de los pies a la cabeza

Cuando a partir de hoy Bayamo se convierta en un espectáculo entre carrozas, congas y  comparsas, Bulé vibrará en los recuerdos de esas tardes en las cuales  corroboró su pasión por esa arte de las calles
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Por Geidis Arias Peña y Yelandi Milanés Guardia | 2 agosto, 2018 |
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FOTO/ Geidis Arias Peña

Hace días vive con nostalgia de ser quien fue al escuchar la campana carnavalesca, los gritos y el paso arrollador de los ensayos que antes eran palpitantes emociones. 

Porque cuando se acumulan 40 años en el quehacer de congas, carrozas y comparsas, no hay evasivas, el alma anda al ritmo de los recuerdos, y el retiro es puro protocolo de la edad.

El actual arrasador de los premios en el último certamen y dueño de cerca de una treintena de primeros lugares, se formó como instructor de arte en el Caney de Las Mercedes, donde adquirió el imprescindible sobrenombre de Bulé, por el cual lo reconocen en su Bayamo natal.

Desde entonces, Orlando Arias Aliaga, con el orgullo innato de sentirse un comparsero de los pies hasta la cabeza, comenzó en la comparsa de Miguelito López, donde se percatan de su inclinación por la dirección, tarea que desempeña a partir de 1978.

“La comparsa La Estudiantil la estrenamos cuando el onceno festival de la juventud y los estudiantes. Ganamos ese año y desde aquel momento fuimos 15 años consecutivos los mejores, porque logramos una nueva forma de hacer comparsa y la convertimos más en un espectáculo con un tema como guía”, señala.

“Hemos obtenido 27 primeros lugares, tres segundos, un tercer lugar y cuatro grandes premios solo en comparsa. En música, contamos con alrededor de 15 primeros lugares y aproximadamente 20 en carrozas.

La paciencia y la disciplina en el trabajo, fueron esencias en ese camino, donde asegura que se debe tener en cuenta que muchos no son bailarines profesionales y tenemos que tener tacto para enseñarles, corregirlos y lograr una empatía colectiva.

“Yo soy muy estricto en mi trabajo aunque luego jaranee y comparta con mis discípulos”, añade.

De las comparsas disfrutó hacer las coreografías y buscar el tema cada año, para lo cual considera válido el criterio popular.

En plenas facultades de creación y vasta experiencia en ese arte de las calles, entendió que hay otros que merecen una oportunidad, sobre todo los jóvenes, y cedió el trono a Alberto Morales Masó.

“Aunque estoy apartado de la dirección de comparsas y carrozas cuando siento la campana tengo que ir hasta donde está, porque eso me atrae.

“Me siento orgulloso de ser comparsero porque es una persona que lo da todo por el pueblo, trabaja durante mucho tiempo por lograr un buen espectáculo y se gasta durante un mes bailando en una calle”.

“El mérito más grande de un artista es el aplauso por su entrega, dedicación y calidad artística. No solo podemos pensar en el jurado porque el tiempo frente a él es muy corto. Lo principal es el pueblo que abarrota las calles para verte”, dice con marcado acento nostálgico.

Con los ojos puestos en el futuro visiona su final hasta su última morada (la tumba) acompañado de la comparsa y la conga, que hoy pese a cederlas a otros y renovar su nombre por el de Los parranderos del Cristo serán siempre suyas.

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  1. Excelente comparcero pero más que todo excelente persona pienso que es merecedor de mucho más que premios y reconocimientos populares, es una persona que dejo su vida a favor de la cultura cubana y con muy poco reconocimiento de las autoridades. Felicidades Bule y sabrás que premio de comparsas también es tuyo.