Como el resto de los parciales granmenses, Walter Benítez se siente algo contrariado con el desempeño de los Incansables, durante la fase final de la 103 Liga cubana de fútbol.

A juicio del reconocido estratega, la debacle de la selección, que marcha sexta y última en la clasificación, con solo cuatro unidades (una victoria, un empate y cinco reveses), obedece, entre otros factores, al cambio de filosofía.

“Deben abogar más por el juego corto y el ataque en bloque, tienen jugadores para eso”, refirió sobre la pérdida de una ideología, que siempre caracterizó al once granmense, “los atletas se formaron bajo esa filosofía encabezada por Marrero (Ramón) y los entrenadores también tuvimos esa visión del fútbol”, acotó.

Benítez consideró que para lograrlo necesitan generar mayor presión en el mediocampo y así contrarrestan la ofensiva rival, “el equipo arriesga demasiados balones aéreos y con delanteros pequeños se pierde en muchas ocasiones la posesión de la pelota y la defensa se va desgastando”.

Asimismo, significó que cuando se viola una línea importante, el conjunto se parte y los defensores quedan muy desprotegidos, otra de las causas que inciden en la discreta actuación del elenco, que en sus predios apenas ha conseguido un punto de 12 posibles.

Sin ánimo de justificar, Walter -quien hace unos meses apoya con su experiencia y conocimientos el trabajo en la Eide Pedro Batista Fonseca, después de regresar de República Dominicana- argumentó también el poco tiempo para la adaptación que tuvieron los refuerzos, una vez concluida la etapa clasificatoria.

De todos modos, se muestra optimista de cara a venideras campañas y reconoce que haber avanzado a la hexagonal es un mérito, “pero no deben desanimarse, porque son jóvenes y el tiempo dirá”, concluyó.

A falta de solo tres jornadas y algunos choques pendientes por celebrar, la tropa de Ramón Marrero se despedirá de sus predios, este sábado, cuando enfrente al puntero y monarca vigente, Santiago de Cuba, en la cancha Conrado Benítez, de Jiguaní, antes de visitar a Ciego de Ávila y Camagüey, sus últimos rivales del torneo.