Jóvenes creadores de Granma, casi todos integrantes de la Brigada de Instructores de Arte José Martí, llevaron poesía, música y alegría a pobladores de Victorino, comunidad de Guisa, en la Sierra Maestra, del 21 al 23 del presente mes.
Armados con una guitarra, versos, escenas teatrales, danza y mucho amor, compartieron con habitantes de la serranía, especialmente con los niños, incluidos los miembros del proyecto sociocultural Picacho, el cual se dedica a la realización de audiovisuales.
Guiados por los pequeños, visitaron viviendas de personas con avanzada edad o padecimientos que le impedían asistir a sus presentaciones, y en los portales y salas declamaron e interpretaron temas musicales, como lo hicieron en la farmacia y la cooperativa de la zona, donde la producción de café constituye el renglón económico fundamental.
La pobladora Inés Oliva Rosales, de 70 años de edad, quien no puede salir de su vivienda desde hace algún tiempo y permanece en una silla, agradeció por la iniciativa y recibió varios besos y expresiones de apoyo para que mejore su salud.
Así siguieron los entusiastas visitantes, caminaban por senderos, subían y bajaban, se detenían en alguna casa, donde la guitarra y el arte hablaban y enamoraban…
El hogar de Danielito y Marlié, dos chiquillos de Picacho, fue una especie de campamento transitorio, sitio para la creación y reanimar las fuerzas, con algunas naranjas, mangos y mandarinas.
Luego, efectuaron talleres de artes plásticas para los pequeños en la biblioteca de la comunidad, visitada por Fidel Castro en varias ocasiones, según cuentan los campesinos.
También conocieron más sobre el quehacer de Picacho, a partir del testimonio de sus protagonistas, incluido Pedro Heriberto Rodríguez Mecías, promotor principal del proyecto desde su creación en 2008.
En la noche del día 22 realizaron un espectáculo para infantes y personas de más experiencia, quienes acudieron a la escuela del lugar, rieron y aplaudieron. Evaristo Bárzaga Leyva, de 73 años y uno de los asistentes, dijo que todo le encantó y se sentía con más energía, porque las canciones, el baile y los chistes le dan más fuerza.
“Ojalá ustedes vengan todos los fines de semana”, agregó sonriente este carismático hombre, quien bailó con una de las artistas y se convirtió en buen amigo de algunos, los cuales lo visitaron en su hogar, en lo alto, tomaron café, conversaron con su esposa Ary y la hija Yanelis, integrantes de una familia repleta de bondad.
Maday Pérez Milán, de 11 años, manifestó estar feliz por compartir con los muchachos, provenientes de varios municipios, quienes también se bañaron en el río, comieron cerezas, buscaron leña y se convirtieron en sus propios cocineros la primera noche.
Entre nosotros estaba también la actriz Yamisleidis Reyes Beltrán, directora artística de la Guerrilla de Teatreros y responsable de la comisión de cultura comunitaria de la UNEAC en la provincia, quien lucía entusiasmada, tal vez porque llevar alimento espiritual a las montañas forma parte de su vida desde hace mucho: “Este trabajo es lindísimo”, aseguraba ella con un brillo especial en los ojos.
Daniellis Rosabal Hernández, presidenta de la brigada José Martí en Granma, explicó que estas actividades forman parte de la iniciativa Se hace camino al andar, la cual tiene como objetivo fundamental transmitir los encantos del arte en parajes de la serranía.
Añadió que la experiencia más reciente fue maravillosa, pues experimentaron sensaciones agradables y recibieron mucho cariño.
Tal vez este piquete de soñadores vuelva otra vez a Victorino, algunos hablan de hacerlo todos los años. Y uno sonríe por la ilusión de estar otra vez allá y compartir con tanta buena gente, con los niños Alejo, Marlen, Daniel, Maday, Liena, con Evaristo y las demás personas cerca del río y de las lomas, llenas de historia y recuerdos de heroicidades.