Inmersos en la campaña de primavera, recién iniciada, el colectivo de casas de cultivos protegidos de La Pupa, en Bayamo cuenta con 12 de estas sembradas de tomate, pimiento y pepino y las restantes siete están en la etapa de preparación.
Precisamente, por los predios en que está enclavado el Modulo en desarrollo, a la entrada de la Ciudad Monumento Nacional, comenzó el recibimiento del equipo de los Alazanes, coronados campeones de la ya histórica 60 Serie nacional de béisbol.
Yendris Reyes Matos, director de la unidad, destacó que sus trabajadores tienen el propósito de contribuir al autoabastecimiento municipal y la venta de ajíes picantes de la denominada variedad Serrano, en moneda libremente convertible, mediante contrato con la Unidad empresarial de base (UEB) Frutas Selectas Granma.
Subrayó que la recuperación de la instalación ha sido paulatina, ya disponen del sistema de riego, de fertilizantes y trabajan con productos biológicos y orgánicos, como la tabaquina, hidrato de calcio, entre otros, con favorables rendimientos agrícolas.
Al filo del mediodía, encontramos en plena actividad a varios de los protagonistas en la recolección del apetitoso alimento y a otros en labores imprescindibles para asegurar la calidad de la producción.
Félix Borge Chang, operario especializado, atiende las casas plantadas de ajíes picantes, con la que, dice, buscarán la divisa para la adquisición de los insumos, el mantenimiento e inversión en el centro, además de repartir las utilidades, según los resultados.
“Esta labor no es fácil, para entregar un producto de excelencia hay que batirse duro, sobre todo en la limpia y deshoje del tallo hacia abajo, con un intenso calor”, comentó el destacado obrero, quien se siente beneficiado por los ingresos, tras la aplicación de la reforma general de salario, como parte de la Tarea Ordenamiento.
Mientras, Edisnel Aparicio Tamayo es un joven que a sus 30 años de edad quiere aportar, cada día más, de ahí que tras cumplir con la tarea de fumigación temprano en la mañana se suma a la atención directa de la plantación del tomate de ensalada.
“Llevo dos años aquí y me ha ido bastante bien. Estamos tirando con lo que tenemos y esperamos seguir mejorando con más producción, enfrentando la Covid-19 con la utilización de los desinfectantes y los otros medios de protección”.
Yuslenis Alcolea Aparicio es técnica en Agronomía y siente nostalgia de su vida estudiantil en el Instituto politécnico de Mabay. No obstante, señala que se va acostumbrando a la actividad laboral.
“Mi familia está orgullosa por mis resultados, yo quisiera seguir superándome, hasta convertirme en ingeniera”, dijo la novel trabajadora, quien recientemente cumplió 19 años.
Por su parte, Esperanza Martínez Martínez, fundadora de la unidad, manifiesta optimismo por el futuro productivo y el dinamismo que le impregna la juventud, que junto a los más longevos están dando la pelea.
“Si la salud lo permite, no pienso jubilarme, ahora tengo mejor ingreso salarial y puedo también aportar mi experiencia a los que inician”.