Guantánamo-. El embalse Faustino Pérez amaneció hoy con cuatro millones de metros cúbicos de agua, de 26 millones que es capaz de almacenar, y se encuentra al borde del llamado volumen muerto, apenas con reservas de agua para 72 horas.
Aunque la sequía ha azotado con fuerza a la cuenca que alimenta a esa represa, garante del 70 por ciento del abasto de esta ciudad, no menos crítica es la situación de Pozo Azul, en el valle de Caujerí, cuyas existencias apenas alcanzan para ocho días e impiden el riego de las áreas agrícolas.
Juan Carlos González, subdirector de recursos hidráulicos en la provincia, precisó a la AIN que aunque crítica, la situación no es más sombría porque La Yaya, la mayor represa de Guantánamo, dispone de para casi nueve meses, según los cálculos, y suministra mil 556 litros por segundo hasta el sur de la ciudad.
Ese trasvase se efectúa a través del acueducto Guanta y satisface el servicio de la mayor parte de la población e importantes centros de servicios educacionales, de salud y gastronómicos de la ciudad de Guantánamo.
Mientras se aguarda por la puesta en marcha del rebombeo de la estación Bano, y el trasiego de agua desde el embalse Jaibo hasta el canal Camarones, y de este a la ciudad, las mayores posibilidades inmediatas de paliar la escasez de agua residen en el control estricto de los grandes consumidores, y, naturalmente de la población.
Los efectos de la sequía también se extienden a los municipios de Niceto Pérez, El Salvador, Manuel Tames y San Antonio del Sur, donde se ensayan iniciativas para el abasto y se transporta el preciado líquido en carros-cisterna, hasta intrincado parajes, incluidos los del árido litoral sur, donde la lluvia, con sequía o sin ella, brillan por su ausencia la mayor parte del año.