Este 9 de mayo de 2020 se cumplen 100 años del natalicio de Celia Sánchez Manduley, Heroína de la Sierra y el llano de Cuba, quien vino al mundo en Media Luna, residió en Pilón y desarrolló una intensa actividad revolucionaria en Manzanillo y todo el país, hasta su fallecimiento el 11 de enero de 1980. De ella se cuentan cientos de anécdotas que reflejan su personalidad.
FLOR
El doctor Armando Hart Dávalos, en la despedida de su duelo, dijo:
Celia era y será siempre para todos sus compañeros, la fibra más íntima y querida de la Revolución Cubana; la más entrañable de nuestras hermanas. La más autóctona flor de la Revolución.
(…)
Hay que situarla como genuina representación popular de la etapa en que Fidel y nuestro pueblo cambiaron el curso de la historia de América y ayudaron de modo decisivo a la transformación revolucionaria del mundo. Está junto al Che y Camilo. Como ellos, entró por las puertas de la eternidad como símbolo purísimo del pueblo cubano en la época de Fidel.
GUERRILLERA DE CUERPO ENTERO
Quienes se vincularon de alguna manera a esta cubana insigne, suman cientos. Uno fue el coronel Ramiro Arturo Aguilera Barreiro (9 de febrero de 1926-24 de mayo de 2010), quien la conoció en 1957 y junto a ella colabora con el Ejército Rebelde que operaba en la Sierra Maestra al mando de Fidel Castro Ruz, al cual se incorpora posteriormente.
Ya retirado de las Fuerzas Armadas, Aguilerita, como le decían cariñosamente, contó en una ocasión a sus compañeros integrantes del Comité provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Granma, que aunque Celia era mujer fina, de complexión física en apariencia débil, tenía una gran resistencia, demostrada no solo al acompañar a su padre en la escalada al Pico Real del Turquino, a colocar en la cima de Cuba un busto de José Martí.
Miren que Fidel era incansable y caminaba rápido en la Sierra Maestra, sin embargo, Celia no se quedaba detrás de él. ¡Qué resistencia tenía! Añadió Arturo Aguilera, e hizo constar que esa característica era una de las que más admiraba en ella.
También encomió que era la “económica” de la tropa, llevaba el dinero y el control estricto de los gastos. A Fidel se podía sacudir por los pies boca abajo, que no soltaba un centavo, él no llevaba dinero encima.
LA MADRINA
En el libro de 15,3 centímetros de ancho por 23 de alto, y 358 páginas, CELIA ensayo para una biografía, de Pedro Álvarez Tabío, se narra que en fecha tan temprana como abril de 1957, Raúl Castro escribe en mensaje enviado desde la montaña a Celia, quien estaba entonces preparando en Manzanillo su segunda subida a la Sierra: “Tú te has convertido en nuestro paño de lágrimas más inmediato y por eso todo el peso recae sobre ti; te vamos a tener que nombrar Madrina Oficial del Destacamento. (…)” Muchas cartas y mensajes posteriores de Raúl (…) van a estar dirigidas a Querida Madrinita.
FRUGAL ALMUERZO
En el libro de Álvarez Tabío, aparece que en una ocasión varios de sus colaboradores van a recoger a Celia a las 5.00 de la mañana para salir por carretera a una reunión en una ciudad del interior del país. Al montar dijo sonriente a sus compañeros de viaje: “Aquí llevo el almuerzo para no ocasionar gastos a la provincia” y mostró un cartucho de palitroques. “Y, además, les traigo hasta el postre”. Y mostró otro cartucho de mamoncillos.
Al mediodía, cuando sus acompañantes hacía rato se esforzaban por disimular el hambre, repartió dos palitroques y un mamoncillo por cabeza. De más está decir que todos se sometieron sin chistar a la dieta.
QUÉ ASAMBLEA, DANIEL
Daniel Rodríguez Verdecia (11 de mayo de 1938-9 de febrero de 2020), historiador del movimiento obrero en Manzanillo, contaba que siendo él primer secretario del PCC en Pilón, Celia Sánchez asiste a una asamblea de balance del organismo en ese municipio, y en el punto de someter a votación la candidatura para el nuevo Comité municipal del organismo político, un delegado pide la palabra y objeta a uno de los candidatos, y lo hace exponiendo argumentos fuertes en contra del objetado.
Dice Rodríguez Verdecia que a partir de ese momento él no cesó de pensar en la tremenda descarga que le echaría Celia por el suceso.
Al terminar la asamblea, Celia le dice: ¡Qué buena asamblea, Daniel, qué buena asamblea! Y lo felicita.
Estas son pinceladas que dejan entrever qué clase de mujer, de combatiente, de amiga, fue Celia Sánchez Manduley, quien hoy arribaría hoy a un siglo de edad, pero partió a la inmortalidad hace 40 años, sin embargo, La Madrina sigue presente en la mente y el corazón de su pueblo.