La vida es un viaje y este nos acerca a la vejez, llegar a ella es una dicha de nuestra existencia.

Razón de fuerza mayor es cuidar de los abuelos y en mi Cuba es una prioridad a pesar de las dificultades de estos tiempos. De esto nos da fe Mariano Alejandro Millán Arévalo mi estimado vecino del edificio 520, del reparto Antonio Guiteras, de Bayamo, al celebrar sus 100 años dignamente.

Hombre oriundo de la Sierra Maestra, zona de encantos e historias, así como mi vecino; quien en deleitable conversación, junto a Jaime, su hijo y mano derecha, me cuentan con gestos convincentes que este longevo abuelo es descendiente de un mambí integrante de las filas de Quintín Banderas, General de las tres guerras.

Desde allí hereda Mariano el valor y el amor al trabajo para enfrentarse a la vida, manifestándolo desde muy joven al ganarse el sustento en las Minas de Charco Redondo, en épocas duras, cuando no había preocupación por los peligros que corrían los obreros, durante el período pre-revolucionario. Allí colabora con el Comandante del Ejército Rebelde, Ramón Paz Borroto en lo que fuera necesario pues consideraba que a la Revolución había que apoyarla en todo.

Mariano indagaba mientras tuvo energía sitio donde hubiera trabajo, siempre a un pedacito de tierra, parcela, jardín sacaba lo mejor, así retribuía todo lo que su país le ha regalado, su médico, su Delegado de Circunscripción, su CDR, su familia (hijos, nietos y bisnietos), quienes cuidan y velan para que sea un abuelo feliz y celebre por estos días su centenario rodeado de amor.