Ciénaga de Zapata: ciencia para el desarrollo y la conservación

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 31 julio, 2017 |
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Desarrollar de manera sostenible ese vasto paraje natural paradisíaco que es la Ciénaga de Zapata, con sus 738 mil 482 hectáreas de extensión, constituye todo un reto ante problemáticas complejas como la contaminación y los efectos del cambio climático.
Alrededor de nueve mil 200 pobladores distribuidos en 16 comunidades, varias de ellas de difícil acceso, junto a una biodiversidad de alto endemismo, resultan razones suficientes para sumar esfuerzos en aras de proteger el mayor y mejor conservado humedal del Caribe insular.

Al decir de Jorge Luis Jiménez, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), los expertos laboran actualmente en la búsqueda de soluciones ante los vacíos de información, la contaminación y la intrusión salina, entre otros temas apremiantes de una amplia agenda.

Lo más complejo es el manejo de los recursos hídricos, asociado a los niveles de lluvia por la variabilidad del clima, sobre todo en los secos, con el aumento de la salinización de nuestras fuentes de abasto, debido a la intrusión salina, asegura el también doctor en ciencias.

En el presente año debe completarse la instalación de plantas potabilizadoras de agua para el consumo humano en las comunidades cenagueras de Bermeja, Helechal, Guasasa, Cayo Ramona y Santo Tomás, para hacer frente al problema de la salinidad.

Otra dificultad radica en el manejo de residuales sólidos urbanos pues, si bien no existen en el humedal industrias contaminantes, lidiar con los desechos se torna complicado por las características de la región, donde no es posible usar rellenos sanitarios porque afectarían el manto freático.

La otra arista del asunto, en palabras de Jiménez, se relaciona con dificultades en la recolección y disposición final de los desechos, unido a un deficiente tratamiento, si bien se trabaja en la búsqueda de alternativas para crear un sistema propio, aunque dependerá de inversiones en el futuro.

Reintroducir en su hábitat ejemplares del endémico cocodrilo cubano, capacitar a los pobladores locales y apoyar con recursos como sistemas de riego por goteo –para reducir el empleo de agua en la producción de alimentos-, son otras opciones que la comunidad científica pone en función de preservar el singular escenario natural.

Otras medidas incluyen lograr un modelo digital del terreno con mayor precisión al completar los puntos de la red geodésica, y también esbozar escenarios climáticos futuros hacia los años 2050 y 2100, para conocer el posible impacto del cambio climático, mitigar sus efectos y, en lo posible, adaptarse a ellos.

Con un arsenal que comprende desde tecnología GPS hasta calentadores solares, la ciencia permanece bien activa en el gran humedal cubano, donde contribuye a mejorar la calidad de vida de su población, y guía por la senda de la sostenibilidad una economía próspera gracias al turismo de naturaleza. (Por Roberto Jesús Hernández Hernández, ACN)

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