Es medianoche del 18 de diciembre de 1956. El destino, ese poder que, al decir de Shakespeare, mueve las cartas que nosotros jugamos, está a punto de hacer trascendente en el tiempo, a aquel pedazo de tierra refugiador, que como si estuviera predispuesto a la gloria, fuera bautizado como finca El Salvador.Todo ha sido preparado para el reencuentro, y bajo las palmas nuevas del cañaveral de Mongo Pérez, Fidel y Raúl, los dos hermanos unidos por torrentes de sangre y épica, se estrechan en emocionado abrazo.
Habían vuelto a fusionarse los hombres y las armas que conquistarían la libertad. La Revolución renueva su esperanza.
SITIO VENERABLE
Aquel reencuentro glorioso, ha quedado para siempre fijado en la memoria y la voluntad de quienes habitan ese sitio de la geografía granmense, el cual años después comenzaría a llamarse Cinco Palmas, como referencia a ese mismo número de plantas, testigos del memorado acontecimiento.
El lugar está ubicado a 28 kilómetros de la cabecera del costero municipio de Media Luna, los cuales se recorren en busca de la Sierra Maestra.
Al llegar, todo allí es luz. Santiago Vargas Lebrigio, así lo asegura. Sentado en un taburete, en el patio lateral de la casa donde él fuera criado por Mongo Pérez y su esposa Teresa Vargas, convertido hoy en museo, mira hacia el cañaveral y recuerda.
“Tenía yo 16 años, Mongo me manda a buscar el ganado que llevaríamos los dos para Manzanillo, serían las cuatro de la madrugada, y de pronto veo a un grupito.
“No digas nada, andamos persiguiendo a un tipo, hazte de cuenta que nos has visto nada, me dice Ignacio Pérez, y yo nada dije.
“Tampoco entendía muy bien lo que estaba pasando, lo entendí mejor cuando ya aquellos hombres, después de una semana entre el cafetal y la caña, se habían ido para la Sierra, y los del ejército, enterados de la ayuda brindada aquí a los expedicionarios del Granma, vinieron varias veces a registrar la casa, en la cual también había una tienda.
“Un día llegaron y cargaron con todo cuanto pudieron, y destruyeron lo otro a punta de bayonetazo. Esto por aquí se puso malo de verdad, tuvimos que dejar la casa sola, y volvimos cuando Fidel y los rebeldes triunfaron.
“Con el tiempo el barrio empezó a cambiar, pero no la gente, yo mismo, aunque tengo 76 años, estuve hasta el otro día al frente de una Brigada de producción y defensa, y estoy dispuesto a hacer por la Revolución lo que haya que hacer.”
EL NUEVO CINCO PALMAS
Cinco Palmas es ahora una de las siete comunidades integradas al Consejo Popular de igual nombre. Lo habitan alrededor de 400 personas, residentes en 175 viviendas, y para las cuales, esa misma Revolución que allí encontró colaboración y refugio en su etapa de gestación, dispuso elementales y básicos servicios.
Sus pobladores se benefician con antenas parabólicas (168 en todo el barrio), consultorio médico, escuela, panadería, sala de video, taller de servicios menores, bodega, una mini industria de conservas, un pequeño centro de elaboración, un campamento de pioneros exploradores por donde solo en el 2016, han pasado más de cuatro mil niños granmenses a embeber de la historia que lo circunda.
Al reseñar el impacto de la obra revolucionaria en aquellos lares, Ángel Roberto Escalona Verdecia, presidente del Consejo, destaca que desde hace 30 años allí está en cero la mortalidad infantil, y en cuatro décadas no reportan ni una muerte materna.
Como homenaje a los 60 años de aquel memorable reencuentro, informó, un amplio programa de acciones ha tenido lugar en la zona, y como resultado de este fue construida una nueva tienda de productos agropecuarios, se remodeló el museo, y fueron reparados el campamento pioneril, la panadería y la carretera, por donde dos veces a la semana transporta pasajeros un superkamaz.
Remigio Vargas Rivero, de 54 años, oriundo del histórico sitio, y quien administra una unidad básica que compra y beneficia café oro (alrededor de 35 toneladas este año), está orgulloso de vivir en Cinco Palmas.
“Esto es parte de mi vida, aquí nací y crecí, disfrutamos de una vida tranquila, los campesinos acá son afables y solidarios desde siempre, tenemos todos los servicios, e históricamente ya sabe cuánto significa este lugar.”
TRIBUTO REPARTIDO
Ariel Ovidio Álvarez Suárez, presidente de la Asamblea del Poder Popular en Media Luna, asegura que el tributo a los 60 años del reencuentro de Fidel y Raúl en Cinco Palma, se ha extendido en todo el municipio, con una suerte de programa constructivo desplegado todo el año, y con el cual, además de las obras arriba señaladas, se favorecieron dos escuelas primarias, reparadas en los barrios Revacadero y Cuchillo arriba.
También se trabajó en dos nuevos edificios en la cabecera municipal, con 16 apartamentos en conjunto, ocho para personas afectadas por el ciclón Dennis en el 2005, y el resto para médicos internacionalistas.
La localidad cerrará el año, además, con 32 nuevas células básicas habitacionales, y con una nueva industria de materiales locales de la construcción, con capacidad para fabricar mil 200 bloques en una jornada, y la cual tiene, asimismo, líneas para producir losas canales (20 techos en el mes) mosaicos, elementos de pared y ladrillos (30 mil mensualmente).
Esas producciones locales, con las cuales se garantizarán viviendas sismo resistentes, permitirá, al mismo tiempo, una optimización del presupuesto asignado para la edificación de referidas células básicas, las cuales en lo adelante podrán lograrse con un monto de 60 mil pesos, 30 mil menos que los necesitados cuando se construyen con elementos de la gran industria.
Media Luna impulsó la rehabilitación del hogar de ancianos y del palacio de pioneros, y amplió una zona wifi, en un parque igualmente remodelado, y dispuesto con comodidad para que la población pueda acceder al servicio.
Ese constante batallar por mejorar la calidad de vida del pueblo, una máxima revolucionaria extendida en toda Cuba, reafirma la significación de aquel 18 de diciembre de 1956, y deviene gratitud a aquellos campesinos que, cansados de los desmanes provocados por la dictadura batistiana, apoyaron incondicionalmente a Fidel y a sus compañeros de lucha.
Por eso, en estos días de homenaje, Cinco Palma es todo ajetreo, su gente humilde mira hacia aquellos cañaverales y palmas, donde líder cubano y su hermano Raúl se reencontraron para continuar batallando por la libertad definitiva, y refuerzan su compromiso con la Patria.
En la escuela primaria José Beritán, asentada en ese sitio, varios niños amplían la sonrisa cuando salen del aula.
Entre ellos Yeicon Guerra, alumno de sexto grado, también sonríe feliz, se le expanden los vivaces ojos cuando habla de la historia de su comunidad, y dice: “aquí Fidel y Raúl se abrazan”.
Yaico habla del hecho en presente, y tiene razón, porque aquel que cubrió a todos los cubanos de gloria y dignidad, es y seguirá trascendiendo como el más inquebrantable de los abrazos.