La Constitución de Guáimaro, la primera de Cuba y adoptada en plena guerra anticolonialista el 10 de abril de 1869, trasciende hasta la actualidad por su concepción radical, antiesclavista, fundamento jurídico de la Revolución Cubana y por ser un llamado permanente a la unidad de los patriotas en defensa de la independencia.
Cuando en ese poblado camagüeyano se reunieron los principales líderes de la gesta contra el dominio español que emprendió Cuba el 10 de octubre de 1868, se daba un paso importante y decisivo en el interés de llevar la contienda adelante hasta sus últimas consecuencias.
Presidida por Carlos Manuel de Céspedes, la asamblea constituyente acordó el articulado del documento, en cuya redacción tuvo un rol relevante el poco después general mambí Ignacio Agramonte, devenido uno de los más notables luchadores por la independencia en lo militar y lo político.
Esa constitución puso por delante la igualdad, como cuestión
fundamental para el futuro de la contienda libertaria y lo demuestra su artículo 24 que proclamó una concepción propia del surgimiento de una nueva sociedad en el país: \”Todos los habitantes de la República son enteramente libres.\”
El revolucionario cubano Ricardo Alarcón de Quesada considera que este texto constitucional supera con creces la Constitución de Estados Unidos y de otros 12 países del hemisferio que reconocían la esclavitud.
\”En Guáimaro, afirma Alarcón, se reitera el concepto cespedista desde el inicio en La Demajagua: la Revolución no podía ser sino una revolución social, profundamente radical. No bastaba con liberarse de España, era preciso demoler el régimen esclavista\”.
En las llamadas democracias occidentales hubo que esperar hasta el siglo XX para que se reconociera la igualdad civil y política, y en el caso específico de los Estados Unidos ello ocurrió formalmente en 1964 después de años de continuas luchas de sus ciudadanos.
La Constitución de abril de 1869 expresa su amplitud, además,
porque proclamó que todos los ciudadanos de la República se consideran soldados del Ejército Libertador.
También porque no reconoció dignidades, honores especiales, ni privilegio alguno y prohibió a la Cámara de Representantes que surgió de esta reunión atacar las libertades de culto, imprenta, reunión pacífica, enseñanza y petición, ni derecho alguno inalienable del pueblo.
Años más tarde José Martí escribió con certeza meridiana en el periódico Patria sobre esta Constitución: \”Es un código donde puede haber una forma que sobre, pero donde no hay una libertad que falte.\”
Los patriotas que emprendieron con decisión y fe la promulgación de aquel texto sublime, comprendieron temprano la necesidad de la unidad de los revolucionarios para conseguir los propósitos por los que se habían lanzado a una guerra encarnizada.
El objetivo esencial de la Constitución de Guáimaro, como las
demás que se firmaron en armas en las luchas del siglo XIX y la de 1976, fue conseguir la imprescindible unidad para enfrentar los enormes retos de habría por delante.
Aquella primera Constitución de Cuba Libre, que ahora cumple 148 años de promulgada en plena gesta libertadora, pasó a la historia como ejemplo de la voluntad de los cubanos por llevar adelante la democracia aun en las peores condiciones.
Así lo demostró el texto aprobado en referéndum por los cubanos en 1976, vigente desde entonces.
Constancia de ello es que el primero de agosto de 2011, en la
Asamblea Nacional del Poder Popular, el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, hizo referencia al lamentable incidente que le sucedió a una compañera que fue víctima de un incorrecto procedimiento de la política de cuadros y del desconocimiento de la legalidad socialista.
“Se consideró deshonesto que ella, como militante del Partido y cuadro administrativo, no hubiese informado de su religiosidad, algo que por otra parte no estaba obligada a hacer y que constituye una flagrante violación de los derechos ciudadanos refrendados en la Constitución de la República”, expresó.
La Constitución de Guáimaro, como la más reciente de 1976,
representan el antecedente que es necesario conocer y comprender para entender con claridad el devenir de la Revolución Cubana en su constante lucha por mantener la independencia y la soberanía sobre la base de la unidad del pueblo. (Por Lucilo Tejera Díaz, ACN)