La Doctora en Ciencias Urselia Hernández, especialista del Instituto de Investigaciones para la Industria Alimenticia corroboró la valía que tiene el empleo de harinas no tradicionales como las derivadas de  arroz y maíz en la elaboración de productos cárnicos.

La investigadora afirmó que el Instituto ha llevado a cabo el estudio de estas y otros tipos de harinas. Estudios en que la caracterización funcional y nutricional de esta, fuerza de gel, viscosidad, vitaminas, minerales, por cientos de almidón, amilosa y  amilopectina (moléculas) corroboran su excelencia y calidad para elaborar alimentos alternativos.

Hernández explicó que siempre y cuando se respete el flujo y los parámetros tecnológicos de elaboración de un producto y la formulación tradicional, no se verá alterada la durabilidad del producto al incorporársele estas harinas no tradicionales.

“Lo que cambia es la textura a favor del producto, mejora la calidad, porque estamos hablando de cereales netamente cubanos que tienen un valor nutricional y un porcentaje de almidón más alto y que al tener más agua ganan en textura”.

Al referirse al I Taller nacional de producciones alternativas de alimentos, comentó: “Este taller es una forma de demostrar el encadenamiento, que no es más que unir desde el productor y las materias primas hasta lo que se produce para la población con el fin de reducir la dependencia de las importaciones.

“Este taller aúna a la agricultura, centros del Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL),  el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), no solo aquellos que elaboran alimentos, sino centros que van directo al consumidor, el que despacha, el que vende.

“Es excelente porque está toda la cadena de elaboración de un producto alimenticio, y porque es la forma de que todo el mundo aprenda la importancia de las materias primas y los flujos tecnológicos en la elaboración de un producto.”

El primer taller nacional de producciones alternativas de alimentos aunó criterios en cuanto a los patrones a seguir en el proceso tecnológico para asegurar que estos respondan a las propiedades funcionales de estas harinas.

Los participantes fueron dotados de materiales impresos y en soportes digitales, conferencias y vías de contacto teniendo en cuenta que muchas empresas del país han empezado a trabajar con estas harinas sin tener un conocimiento de sus características funcionales, lo cual va en detrimento de la calidad y el logro de un producto.

En un futuro se esperan desarrollar talleres más específicos en otras provincias del país para “acorralar” los problemas de cada territorio.

El empleo de estas harinas tradicionales en la industria cárnica responde a una política del país de trabajar con los centros de investigaciones y generalizar  los estudios que están engavetados y que hoy constituyen una alternativa válida para la sustentabilidad del país.