Comienzan a vislumbrarse los primeros rayos del sol en una  mañana  de marzo. Miembros del subgrupo provincial de enfrentamiento a la droga y la corrupción parten de Bayamo hacia Cabo Cruz, con el vivo interés de conocer como se realiza en la base el combate contra el flagelo de los estupefacientes.

Al arribar al Puesto de Tropas Guardafronteras de la localidad costera, la voz de firme y el parte de su jefe indican que son oficialmente recibidos y allí conocerán en detalle las misiones que cumplen esos centinelas de las azules aguas.

Un mapa geográfico es el medio ideal para explicar la zona que abarca el puesto y los lugares en los cuales  recala la droga, entre los que resaltan los curiosos botaderos naturales, sitios hacia donde las corrientes marinas arrastran cualquier objeto que sea lanzado en el mar.

También son señaladas las áreas donde se han encontrado a los procuradores y el complicado recorrido que realizan los combatientes para peinar todo el territorio a su cargo, tarea que se cumple entre agresivos dientes de perros y al borde de acantilados en los que el riesgo siempre es constante.

Las arduas faenas justifican las buenas condiciones de vida y el apoyo de medios técnicos como un potente radar, el cual capta las embarcaciones que se acercan y alejan de la costa.

En la zona militar que cubren mar adentro y en tierra firme, aclaran que nadie tiene permiso para incursionar.

El intercambio resultó provechoso para ambos y seguidamente inició un encuentro entre los visitantes y los miembros de los destacamentos Mirando al mar de esa demarcación.

En el diálogo se resaltó la importancia del quehacer de los pobladores en el destacamento y la relevancia de sumar cada vez a más jóvenes.

Los anfitriones expusieron sus experiencias y ratificaron su compromiso de contribuir a mantener las costas libres de drogas. Sorprendía grandemente escuchar a hablar a esas nobles personas, cuya modesta vida denota el desprecio que han hecho a los millones de pesos, en que están valoradas las entregas de pacas que han hecho al Estado cubano.

Posteriormente la comitiva se trasladó hacia el consejo popular de Belic, en Niquero, donde entabló una amena conversación con miembros del destacamento Mirando al mar Juan Manuel Márquez, con una década de existencia y cuya principal misión es capturar los recalos y frustrar las salidas ilegales de personas. Conscientes de su lugar privilegiado en la primera línea de combate contra las sustancias dopantes manifestaron su disposición de redoblar los esfuerzos y la vigilancia.

El último lugar del recorrido fue el punto de control La Maguana, en Niquero, donde se realizan registros a los vehículos y personas que se dirigen a los municipios costeros. Allí han capturado a traficantes y han hecho abortar operaciones de traslado de narcóticos, gracias a modernos equipos de detección y a la colaboración de la técnica canina.

Desde ese punto de control también se enfrenta al delito y al intento de salidas ilegales.

Sin dudas, fue esa una jornada provechosa en la que se constató que nuestras costas están bien aseguradas contra la invasión de cualquier droga y que, mientras muchos dormimos profundamente, otros velan porque los estupefacientes no rompan la tranquilidad y el orden de un país que combate fuertemente el narcotráfico.