Crece colonia de melocactus en peligro crítico de extinción

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 19 febrero, 2020 |
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FOTO/ ACN

Sancti Spíritus, – La existencia de más de cinco mil 200 ejemplares del Melocactus guitartti en la Reserva Florística Manejada Lebrige (RFM), con predominio de juveniles, revela la alta subsistencia de esta especie, en peligro crítico de extinción.
Ismari Compte Pimienta, Jefa Técnica de Conservación en la mencionada unidad de la de la Empresa Provincial para la Flora y la Fauna, precisó a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que esa ha sido la mayor cifra de individuos de la cactácea registrada en los estudios y monitoreos anuales, protagonizados por especialistas de la Universidad Central de Las Villas y de la entidad.

La vigilancia permanente sobre el desarrollo de las colonias y los ecosistemas en que viven, la capacitación de los trabajadores de la RFM para el manejo de la especie y las acciones de educación ambiental en las comunidades aledañas al área son factores decisivos en el empeño de multiplicar la población del melocactus, agregó Compte Pimienta.

La Reserva Florística Manejada Lebrige cuenta hoy con once colonias del Melocactus guitartti y su preservación y desarrollo es el principal objetivo de la entidad, por la importancia de la especia para el fondo florístico cubano.

Par de veces al año monitoreamos los ecosistemas de suelos cársicos y volcánicos donde vive el melocactus para detectar algún cambio en la colonia y prevenir cualquier anomalía – refiere Mayelín Riviaux Atie, técnico en Educación Ambiental de la entidad – y potenciamos acciones didácticas y participativas con la comunidad que resultan decisivas para la conservación.

La presencia del Melocatus guitartti en la provincia de Sancti Spíritus también se extiende por la zona de Piedra Gorda, en Fomento y Manaquitas, en Cabaiguán.

En la región central del país los primeros reportes de existencia de la cactácea, hoy en peligro crítico de extinción, datan de1934, según consta en el Número VIII de las Memorias de la Sociedad Cubana de Historia Natural de ese año, donde se describe su avistamiento sobre las rocas en Boca Chica en la Sierra de Jatibonico del Sur, en el límite de las antiguas provincia de Santa Clara y Camagüey.

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