París – La 44 sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos sesionó en Ginebra, Suiza, del 30 de junio al 17 de julio, foro en el que Cuba reiteró su reclamo de no manipular y politizar una cuestión tan sensible.
El tema sigue interpretado por algunos países ricos desde las mismas posturas de politización, doble rasero y selectividad que en 2006 condujeron a la creación del Consejo, en sustitución de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, donde los gobiernos empeñados en distanciarse de la dominación impuesta por Estados Unidos eran acusados de violadores.

Relatores especiales, reportes, fabricación de activistas y líderes, organizaciones no gubernamentales y otras iniciativas servían desde la Comisión como punta de lanza para satanizar a países del Sur defensores de su propio camino, siempre observados con una lupa particular, sin el mismo aumento con el cual se mira a responsables de guerras de conquista, colonización y asesinatos selectivos.

Tales prácticas continúan en el Consejo, y la recién culminada sesión no resultó la excepción.

En uno de los foros, Cuba fue blanco de un show mediático para denigrar su sistema de salud y cooperación médica en decenas de países, maniobra condenada por el diplomático cubano Jairo Rodríguez, quien la enmarcó en las recurrentes mentiras para intentar desacreditar a la mayor de las Antillas e involucrarla en el tráfico de personas y otros delitos.

“Se sabe muy bien de dónde viene el dictado acogido por el acólito del imperio. Cuba exhibe un desempeño ejemplar en el combate contra la trata de personas y mantiene una política de tolerancia cero ante cualquier modalidad de este flagelo”, afirmó el representante cubano ante el Consejo de Derechos Humanos tras la provocación protagonizada por Ariel Ruiz.

Desde la isla, Ruiz fue descrito como un individuo que, “de biólogo y usufructuario de tierra en Viñales, la maquinaria del gobierno estadounidense lo convirtió en un supuesto militante ecologista y defensor de los derechos humanos; en un súbdito al servicio de la política hostil contra la Mayor de las Antillas”.

El propio Rodríguez denunció en otro evento del Consejo el ataque con incontables falsas noticias que enfrenta su país, fabricadas desde Estados Unidos para generar descrédito y desestabilización.

“Nuestro país a diario está sometido a avalanchas de este tipo de informaciones, divulgadas por plataformas digitales que radican y disponen de financiamiento federal en otro país”, advirtió al intervenir en un diálogo interactivo sobre libertad de expresión.

A propósito del tema de las falsas noticias en el actual escenario de la Covid-19, abordado por el relator especial David Kaye, el representante cubano consideró que se trata de una cuestión grave, la cual es parte de un problema más profundo, anterior a la pandemia y con diversas manifestaciones.

Una de las más preocupantes es su empleo con fines geopolíticos y de ataque a determinados Estados, llegando incluso a promover la violación de las leyes nacionales, señaló.

VENEZUELA Y PALESTINA

Como era de esperar, también Venezuela enfrentó acciones hostiles, entre ellas la presentación de un reporte de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos sobre la nación sudamericana, donde Estados Unidos y sus aliados pretenden imponer un cambio de régimen.

La diplomática cubana Lisandra Astiasarán repudió el nuevo capítulo de la cruzada antivenezolana, el cual atribuyó a la demonización política y mediática sin precedentes dirigida por Washington, en aras de justificar una intervención militar.

“Rechazamos las intenciones de algunos de utilizar este Consejo y los mecanismos de derechos humanos para promover la guerra no convencional contra Venezuela”, subrayó.

La consejera de la Misión Permanente de la isla ante la Oficina de la ONU en Ginebra alertó que la campaña intenta ocultar medidas criminales, como el bloqueo de miles de millones de dólares en bancos de terceros países, el robo de ingresos de la venta petrolera y otras que buscan provocar daños humanitarios y privaciones a personas inocentes.

Astiasarán fijó igualmente la postura de la mayor de las Antillas sobre los crímenes de Israel en los territorios palestinos y su propósito de anexar zonas de la ocupada Cisjordania.

Al respecto, ratificó el apoyo de Cuba al reclamo palestino de la libre determinación y a la solución de los dos Estados, con las fronteras anteriores a 1967 y Jerusalén Oriental como capital de Palestina.

También lamentó el agravamiento sostenido de las violaciones de los derechos humanos del ocupado pueblo y los intentos de algunos de modificar la agenda del Consejo para legitimar y ocultar esos crímenes.

LA POBREZA

En la 44 sesión ordinaria del órgano especializado de la ONU, integrado por 47 Estados miembros, Cuba demandó un compromiso real con la eliminación de la pobreza, lo cual consideró indispensable para aspirar al desarrollo sostenible.

Erradicarla seguirá siendo una quimera bajo el actual orden económico internacional, profundamente injusto e insostenible, manifestó Jairo Rodríguez en un diálogo interactivo con el relator especial sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos, Olivier De Schutter.

Según el diplomático, la isla considera la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, el mayor desafío que enfrenta la humanidad.
El país caribeño insistió en la urgencia de apostar a escala global por la solidaridad y la cooperación, instrumentos vitales para responder a otros grandes retos actuales, en particular la Covid-19 y el cambio climático.