Cuba, humor con amor se paga

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Por Prensa Latina (PL) | 21 julio, 2016 |
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PánfiloLa Habana-.  El pueblo cubano, conocido como ocurrente y jocoso hasta en momentos difíciles, mantiene hoy su pasión por el humor como reflejo sonriente sobre su actualidad, pero con similar talante crítico con que afronta sus problemas mediante otras formas.

Programas como Alegrías de sobremesa (radio) y Vivir del cuento (televisión), y eventos teatrales como el Festival Aquellare -cuya última edición se celebró este julio con nuevos guiones y puestas-, afrontan en especial la problemática económica doméstica, mediante obras costumbristas que suelen despertar polémica.

Temas recurrentes de la crisis económica mundial y su réplica nacional (como el salario, los precios y el poder adquisitivo), junto a errores en la aplicación de planes, proyectos y políticas locales, reciben en la Isla parecida respuesta humorística que la sátira política en otros países.

Alegrías…, con mayor acento hogareño y barrial, y Vivir… junto al también televisivo Deja que yo te cuente, son de los más irreverentes y atrevidos del humor local. Ellos, junto al Festival Aquelarre, controversial y único de su tipo en el mundo, sintetizan el humor cubano del nuevo siglo.

Esos espacios no son los únicos, pero entre sus propósitos figura aprehender mediante el humor la existencia nacional y, para lograrlo, asumen el mismo riesgo que la crítica social como disciplina en cuanto a interpretar la realidad de modo objetivo y con similar necesidad de transformarla de modo emancipador.

Así, personajes de esos ambientes artísticos como Pánfilo (Luis Silva), Mentepollo (Carlos Consalvo), Pipo Pérez (Osvaldo Doimeadiós), El Bacán de la Vida (Nelson Gudín) y La llave (Miguel Moreno), devienen virtuales azotes críticos de situaciones vulnerables de la cotidianeidad en los últimos años.

Esos roles, espacios, puestas cómicas y realistas, integran junto a muchos otros una suerte de galería de referentes humorísticos cada vez más conocidos, asimilados y respetados en el patio, y admitidos y valorados en otros escenarios del planeta.

Temas recurrentes de la crisis económica mundial y su réplica nacional (como el salario, los precios y el poder adquisitivo), junto a errores en la aplicación de planes, proyectos y políticas locales, reciben en la Isla parecida respuesta humorística que la sátira política en otros países.

Los asuntos, como se ve, son importantes, pues es difícil hablar de épocas y países ajenos a ellos, pero lo auténtico es la manera de tratarlos. Y por ello, en eventos teóricos de Aquelarre como el de este año (3 al 10 de julio) se llama a mejorar los textos y puestas con mayor empleo de inteligencia y talento.

Esos preceptos sobre una comicidad superior, llevados (no siempre con éxito) al tablado, la televisión, la radio, el cine y la música, animaron a grupos y figuras individuales actuantes en los capitalinos teatros Mella, Raquel Revuelta y Adolfo Llauradó -ya habituales de este evento- y el Karl Marx para las galas.

OBRAS PREMIADAS Y CRITERIOS

En Cuba hay “muchos humoristas y sus propuestas son muy simpáticas y ricas en comicidad” declaró a Prensa Latina Miguel Moreno, intérprete de controvertidos papeles y ganador con El muro del premio al mejor espectáculo del Aquelarre.

El popular cómico, conocido por su personaje “La Llave”, tal vez el más polémico de sus roles escénicos por encarnar a un intolerante funcionario empresarial, opina que el humor local puede mejorar “si los temas son tratados de forma más original y novedosa”.

El alto nivel educativo propició en la Isla tanto el despegue y auge del humor entre sus cultores con verdadera vocación, como la cabal interpretación de sus mensajes por una población más capacitada para decodificarlos.

Según Moreno (1968), también coguionista y actor de Deja que yo te cuente, el humor cubano requiere para alcanzar mayores vuelos “de potenciar hacia una mayor calidad los textos de los guiones”, que prevalecen como el punto flaco de esa manifestación.

Acerca de su obra El muro, una suerte de sátira de su agrupación (además integrada por Alexis Ayala, Yusmani Ricardo y Ana Chelys Matos) cuenta el autor que está basada en el hebreo Muro de los lamentos, pero recrea asuntos sensibles de la realidad.

Otro grupo premiado (en parodia) fue Pagola la paga, (1988) que aprovecha el recurso de sus conocidos personajes entre el público, así como en su proyección gestual, corporal y movimientos escénicos mediante códigos ya familiares para el espectador.

Esta agrupación, surgida en el habanero Instituto Superior Pedagógico para la Educación  Técnica y Profesional, y la también laureada La leña del humor (1986, Villa Clara), ejemplifican una antigua tendencia: la aparición y desarrollo entre universitarios de importantes segmentos del movimiento humorístico nacional.

El alto nivel educativo propició en la Isla tanto el despegue y auge del humor entre sus cultores con verdadera vocación, como la cabal interpretación de sus mensajes por una población más capacitada para decodificarlos.

Para el buen observador, resulta asombroso cómo ahora nadie se ríe de un tipo de chiste, muchas veces pedestre, que hace medio siglo y hasta menos tiempo hacía a muchos desternillarse.

Los creadores de sketchs, gags, canciones y otras situaciones humorísticas van subiendo la parada de acuerdo con el aumento de su propio nivel intelectual y el del público.

Y, si no lo hacen, simplemente, se quedan solos o al menos, aislados, en medio del pujante ambiente escénico y eucativo-cultural del país.

CRITERIOS SOBRE EL AQUELARRE Y EL HUMOR

Esta XXII edición del Festival Nacional del Humor Cubano exhibió viejas y nuevas puestas que develaron el estado actual de esa expresión artística y ratificaron su impronta dentro de las artes escénicas insulares.

La vigencia de esa manifestación como expresión de identidad nacional, aspecto fundacional estratégico del organizador del evento, el Centro Promotor del Humor (CPH), quedó evidenciada en obras gráficas, literarias y cinematográficas y también en los debates.

Octavio Rodríguez (Churrisco), presidente de la Sección de Humoristas de la UNEAC, opina que “Aquelarre es un logro de esta organización, del Ministerio de Cultura, del CPH y de la Asociación Hermanos Saiz”.

Este es un evento que evoluciona positivamente y es muy importante para el humor real en Cuba, añadió.    Parecidas consideraciones fueron expuestas en un documental del evento sobre la historia del CPH, en el que el ministro de cultura, Abel Prieto, expresa su admiración por el surgimiento del CPH el 3 de octubre de 1994 con la misión de hacer reír en medio de las precarias condiciones socio-económicas del momento.

Aquella situación entre fines de 1980 y principios de 1990 contribuyó entonces a debilitar las bases del humor local, tras desaparecer anteriores programas y humoristas estelares de mediados del siglo XX.

Una crítica de algunos sectores a los humoristas no solo del patio es la burla innecesaria sobre personas en precario, o sensibles problemas humanos, así como el empleo inútil de palabras y situaciones soeces, bajo falsas interpretaciones sobre la práctica del vernáculo o el bufo, de genuina vocación paródica o de choteo.

Sin embargo, la actualidad humorística muestra que el trabajo de estos creadores acusa también fallas en la concepción de sus obras, así como obstáculos, incomprensiones y reacciones opuestas entre quienes consumen su producto artístico.

Ciertas respuestas ante “señalamientos humorísticos” pueden estar en ciertos casos justificadas y fundamentadas, pero, en otros, algunos humoristas se quejan de que determinados funcionarios o empleados interpretan un simple chiste sobre una deficiencia de su organismo como un ataque a la institución.

Pero esas actitudes adversas develan también una tendencia humana, de sobra conocida hasta en la vida real, respecto a que todos queremos ser autores o testigos de los chistes y no objetos o víctimas de ellos.

Esos aspectos no son lo únicos susceptibles de mejorar, pues, a juicio de figuras consagradas al humor, como Osvaldo Doimeadiós, el género necesita renovación “no solo de quienes lo interpretan, sino también de quienes lo escriben y dirigen”.

De acuerdo con ese actor, “al humor le hace falta una gran sacudida desde el punto de vista estructural, narrativo y de puesta en escena, pues es tiempo de comenzar a vislumbrar otros caminos y moverse en otras direcciones para no acomodarse a las cosas que se ha hecho hasta ahora”.

Una crítica de algunos sectores a los humoristas no solo del patio es la burla innecesaria sobre personas en precario, o sensibles problemas humanos, así como el empleo inútil de palabras y situaciones soeces, bajo falsas interpretaciones sobre la práctica del vernáculo o el bufo, de genuina vocación paródica o de choteo.

Mojigaterías e hipersensibilidades aparte respecto a quién y cómo “entendió el chiste”, si este es bien tratado artísticamente, sea cual sea el tema, siempre habrá risas y aplausos. Pero el humorista debe saber cuándo buscar público, cuándo verdadero arte y cómo y en qué momento lograr ambas cosas.

Hacer reír es también una responsabilidad humana y ejercer la crítica mediante ese recurso en Cuba un hábito histórico refrendado por el gracejo y la picardía criollas, que a veces “dice en broma lo que no dice en serio”, como argumentaba el gran humorista ya desaparecido Carlos Ruiz de la Tejera.

En todo caso, el llamado “humor inteligente” implica también para el artista el respeto a sí mismo y a lo creado por la inteligencia de los demás. (por Antonio Paneque Brizuela, PL).

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  1. Colegas y amigos del periódico La Demajagua, les agradezco la publicación de este trabajo en sus páginas. Pero humildemente hubiera querido que junto a él pusieran mi nombre, ya que soy el autor, y el de la Agencia Prensa Latina, que es el medio donde trabajo y a través del cual le llegó a ustedes.
    Con un abrazo fraterno para los que conozco y los que no,
    Antonio Paneque Brizuela,
    periodista de Prensa Latina.

    1. Saludos colega, el trabajo está acreditado a la agencia PL (aparece entre la foto y el espacio de las redes sociales), no obstante a eso le incluiremos el crédito suyo como justo derecho a su reclamo, un abrazo, saludos.