Hace varios días no salía de mi casa, hoy tuve que hacerlo y pude observar que aún muchas personas  no usan los medios de protección adecuadamente o simplemente no lo utilizan (nasobuco o mascarillas) porque no creen sea necesario, unos rechazan lavarse las manos y otros se incomodan cuando en una institución pública y hasta en una vivienda se les exige para entrar.

Hay quienes son irresponsables, no respetan los valores éticos, y se dejan llevar por el egoísmo, simplemente viven ellos, sin importar el que está a su lado.

Pensemos que en cada hogar cubano están nuestros padres y abuelos que son fuente de sabiduría y merecen toda la atención y respeto.  Los niños y los jóvenes tampoco están exentos de enfermarse.

Ser irresponsable perjudica la convivencia social. Es mucho el esfuerzo que hace el Gobierno cubano para proteger la vida y  no se agradece. Las personas  continúan en la calle, es cierto, hay que salir, pero sea prudente, hágalo  una sola vez al día y consiga todo lo que va a necesitar  para su hogar.

El virus no sabe de edad, sexo, ni raza; y los individuos no comprenden que se deben evitar las aglomeraciones, los choques de manos y que los besos y los abrazos quedaran para cuando la pandemia termine.

¿Es que  estar en casa molesta? Sabe usted que este es nuestro mejor refugio. Emplee su tiempo en algo útil. O es que acaso no se ama, no desea estar en familia, disfrutando con los suyos.

No nos expongamos al riesgo.  Cuando este virus acabe quizás  seamos más humanos, más sabios y más responsables para poder vivir veraz y justamente.

No permitas que tu mal proceder te haga dejar de abrazar a tus seres queridos, a tus amigos y hasta a ti mismo. Es tiempo de compartir, de unirnos más. Así se gana el respeto de los demás.

Hay problemas es cierto, pero convirtámoslos en una oportunidad. Si nos cuidamos lo superamos.