En unos meses, los frutos de Gilberto Figueredo Cruz estarán listos, quizás no con el tamaño que acostumbramos a verlos cuando son tratados con productos químicos, pero sí con la seguridad de ser saludables y actos para el consumo.
El campesino, ha dedicado esta parte de sus parcelas por años a la siembra principalmente de verduras -que es uno de los pilares fundamentales de la economía cubana-, en la comunidad granmense de Babiney.
Para el agricultor, la acción de cultivar significa el beneficio a los suelos y no la explotación de estos, como ocurría cuando los hombres desconocían la Agroecología.
“Generalmente mis abuelos esperaban la primavera para arrancar con el arado para el campo y plantaban maíz o yuca, sin tomar en cuenta los ciclos productivos. El problema persistía porque cada año hacían lo mismo, sobre esa área labraban para obtener los productos, expresó el cultor.
“Me inserté en los cursos de capacitación de la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida VIII Congreso, de la cual soy asociado y con el método de alcance Campesino a Campesino recibí una preparación de cómo tratar los recursos naturales para hacer un círculo de retroalimentación hombre-naturaleza.
“Luego de ese proceso de sensibilización, me hice promotor de las prácticas de preservación del medio ambiente, a partir de mi trabajo en las faenas del surco.
“Este terreno fue abonado con diversos desechos de la cosecha anterior y de los residuos del biodigestor. Mi familia dispone de ese tipo de tanque procesador de estiércol, para convertirlo en energía. Un fogón y una lámpara funcionan a base del gas metano producido por las bacterias existentes en el estanque.
“El logro de mejores rendimientos dependerá del intercalamiento de los cultivos, la potenciación de los nutrientes a la superficie y el uso de medios naturales como fertilizantes o insecticidas para las plantas.
“La salud humana, constituye uno de los retos fundamentales para el mundo actual si se toma en consideración el alto número de personas que fallecen a causa de enfermedades prevenibles. Por ello el movimiento agroecológico es una apuesta por la preservación de la vida, explicó el entrevistado.
Varios talleres, intercambios de experiencias, conferencias y visitas de monitoreo han permitido a varias entidades, el desarrollo de habilidades para trabajar mejor en la agricultura.
Cuando un asociado a la VIII Congreso piensa en enyugar los bueyes para surcar un terreno secano, lo hace con la premisa de cuidar las especies que lo habitan, así lo reconoce Figueredo Cruz.
“Ya no quemamos la maloja del maíz, sino la reutilizamos como materia orgánica. Donde sabemos que falta alimento a la tierra, sembramos frijol, generalmente de la variedad Caupí, para regenerarla. Este posee la propiedad de fijar el nitrógeno.
“Nuestro llamado es a la colaboración colectiva para hacer más sostenible la convivencia de todos, sin dañar los recursos que tanto necesitamos en el quehacer cotidiano”, enfatizó.
Gilberto Figueredo Cruz regresó hoy a su finca para continuar la preparación de la tierra en la comunidad granmense de Babiney.