De arrieros y mudanzas (+fotos y audio)

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 22 junio, 2019 |
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FOTO Rafael Martínez Arias

Una mudanza es una actividad estresante, pesada de por sí, material y psicológicamente, sobre todo si te toca llevar la casa a cuestas sobre el lomo de un mulo. Ahí debes asirte de las mañas de meteorólogo, administrativo, un logístico, porque cuando la lluvia aprieta, los ríos crecen y el camino se obstruye, el ingenio apremia.

“Una de las tareas más  difícil de asumir es una mudanza ya sea desde la Sierra hacia el pueblo, o viceversa. Es lo más complejo, imagínese que todo lo que lleva la vivienda en su interior  se debe cargar en los mulos”, atestigua Silvio Martínez Cardoso arriero ya jubilado, pero en activo cada  edición del evento de arrieros y fabulaciones serranas, que desde el 21 y hasta el 24 se efectúa en la  comunidad de Buey Arriba.

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Es esto de la mudanza decide mucho el mulo guía. Es un mulo más fuerte, dócil y noble. La mula hembra es generalmente la que practica de guía, es un poco más inteligente.

Silvio nacido en  el grupo montañoso Sagua- Baracoa topetó desde que llegó a este mundo con el oficio arrieril pues su padre poseía una cuadrilla de mulos.

“De muchacho eso me llamó la atención al extremo de que aunque se le pagaba a una maestra yo me le escapaba y me iba a arriar mulos.

“Con el triunfo de la Revolución se vende la cuadrilla de mulos, pues en consonancia con el  Programa de del Moncada se hicieron caminos y desde entonces la mayoría del café se sacaba en camiones.

FOTO/Anaisis Hidalgo Rodríguez

“En el año 1964 el Estado vuelve a recoger mulos. La juventud me da la tarea de arriar una pequeña cuadrilla de nueve (juegos de cencerro), diez y 11 mulos. Para el 69 se comienzan a formar las cuadrillas de mulos en la zona de Yateras, Guantánamo, regiones de mayor presencia mular en el oriente cubano.

“El grupo de arrieros de la zona Sagua Baracoa nos desplazábamos por aquellas faldas de montañas,  que a pesar de no ser tan pendientes, las distancias eran tremendas.

 

“Imagínese que los arrieros de Baracoa salían de la Melba, de Raizú ( ubicada en las márgenes del caudaloso río Toa, en el macizo montañoso Sagua-Baracoa,) y de Palenque hasta Guantánamo.

Cedro de la Melba, uno de los árboles más grande talado de su especie en Cuba (midió 7,65 m de circunferencia)

“Todo un día de camino. De seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Eso pertenecía al segundo frente. Salíamos hacia la Escondida a tirar café.

“Hay varios tipos de mulos, depende de la bestia con que se cruce, a no ser el burdégano (animal híbrido resultante del cruce entre un caballo y una asna o burra). El castellano es el que más se emplea para el transporte de mercancías, es un cruce con caballo Horse, Andaluz, fundamentalmente el Árabe, que más elegancia da y le imprime un mayor ancho a la paleta.

“El mulo guía siempre es el más brioso, el de mayor arte. Uno lo escoge por su presencia para educarlo y disciplinarlo. El que tenga una cuadrilla de mulos y no tenga un mulo guía totalmente educado, pasa trabajo.”

FOTO/Rafael Martínez Arias

“Lo que más se tiraba en mulo era el café, pero llevábamos zinc y cuanto objeto pesado usted pueda imaginar. La barra de transmisión y la masa de la despulpadora de café se llevó en mulo. Todo eso en plena montaña, no ahora que ya hay caminos y los carros desafían en un santiamén las empinadas cumbres.”

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