La urgencia de que los gobiernos municipales y provinciales prioricen la atención a las bibliotecas públicas y escolares, por su elevada importancia para la cultura de la nación, sobresalió en un encuentro entre directivos de esas instituciones, en Granma, y miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

Esteban Llorach Ramos, presidente de la sección de Literatura infanto-juvenil de la directiva nacional de la Uneac, enfatizó en la necesidad de que cada territorio realice esfuerzos e integre el trabajo de promoción de la lectura en la comunidad.

El debate se produjo al presentar el informe de la Biblioteca Nacional José Martí sobre el estado del Sistema nacional de Bibliotecas Públicas, a la Uneac y el dictamen de la asociación que agrupa a la vanguardia artística en el país.

Llorach Ramos destacó la significación que tienen las bibliotecas escolares, por estar más cerca de las localidades, y resaltó en que no pueden establecerse diferencias entre estas y las públicas. Ambas deben laborar de manera conjunta.

En el documento se explicó que parte de las incidencias en el servicio se deben a las afectaciones en el equipamiento, inmuebles, el personal, los recursos para la adquisición de libros y la actualización tecnológica, que muchas veces queda fuera de los intereses de los municipios y provincias.

De las 417 bibliotecas públicas y sucursales del país, solo el 36 por ciento tiene catalogado su inmueble en buenas condiciones. Una gran parte del mobiliario para prestar servicio se encuentra en mal estado, y uno de los aspectos más críticos es el de la iluminación, pues el 50 por ciento no cuenta con iluminación artificial.

Ante la compleja situación, la Uneac nacional acordó llevar el tema a la reunión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que se efectuará en julio próximo, previo debate en reuniones similares a esta, en las regiones central y occidental del archipiélago.

Los participantes opinaron sobre los métodos de promoción de la lectura, y la incidencia que tiene la enseñanza de la literatura en los centros educacionales, para la formación del futuro lector.

Otro de los puntos significativos del encuentro fue la convocatoria para organizar la Asociación Amigos de las bibliotecas, iniciativa que defendieron en 1936 varios intelectuales en La Habana, entre quienes se encontraban Emilio Roig y Nicolás Guillén.