Aunque la ganadería vacuna en la provincia cubana de Granma comparte con el resto de los territorios del país un proceso evolutivo, con aplicación de nuevos enfoques en las estrategias y modelos de desarrollo, los resultados inducen a afirmar que existe un gran potencial oculto.
En la producción de leche, con todas las alternativas, incluida el aumento de su precio, en estos momentos la provincia no logra acopiar la cantidad adecuada para prescindir de importarla.
Especialistas y productores atribuyen tal reserva a causas diversas, como es el caso de la desconcentración de la producción y a la necesidad de más recursos, en esto último pueden o no tener determinada cuota de razón, sin embargo, la mayoría coincide en la responsabilidad del hombre para la solución.
La práctica demuestra que con iguales limitaciones, la masa ganadera crece y se desarrolla en algunos lugares, mientras en otros la entrega de leche se incumple y los indicadores en la natalidad y mortalidad son malos.
Cuando en la entidad hay orden y disciplina, se siembra comida suficiente, garantiza el agua y el cuidado a los terneros es esmerado, además del estimulo a los trabajadores destacados, llega el éxito productivo.
Igualmente, es decisiva la aplicación de la ciencia y técnica con el empleo de la inseminación artificial en busca de mejorar las crías, sin descuidar la genética y buen manejo de la masa ganadera.
Sucede también con los que continúan encerrando el ganado de noche para que no se lo roben, en lugar de adoptar medidas para que el animal coma de día y de noche, sin correr peligro de ser hurtado.
Granma tiene buenos ejemplos con la integración de las fuerzas que permitieron una notable disminución en el hurto y sacrificio en los primeros seis meses y otros colectivos como la Empresa agropecuaria Roberto Estévez Ruz, de Cauto Cristo, donde en la etapa cumplieron las producciones de leche y carne con destino a la industria; siembras de pastos, forrajes y reproducción de las hembras.
De ahí que a la sequía, muchos le atribuyen la causa fundamental de los incumplimientos de este y otros programas agropecuarios, justificación que no resulta convincente. Lo que sí está claro, es la falta de previsión para enfrentarla.
Barrer las trabas que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas en el ramo es imprescindible, porque la economía cubana no está en condiciones de seguir destinando los millones de dólares para adquirir alimentos que han de producirse en el territorio.