Desde que nacen las mañanas, los buldóceres levantan y mueven bocados de tierra para uno y otro lados, todo por terminar de dar forma al tramo pendiente de aquella avenida, que honrada con el nombre de Rafael María de Mendive, es considerada por muchos entre los más aplaudidos proyectos de desarrollo urbanístico de Bayamo, capital de la provincia de Granma.
Hacía mucho tiempo soñaban con ese vial, quienes habitualmente hacen recorrido hasta la Fábrica de Almohadillas Sanitarias, el fondo de la Facultad de Ciencias Médicas, el policlínico de especialidades ubicado en el inconcluso Hospital Materno Infantil, y los laboratorios Medilip.
Y, tras arduos meses de esfuerzo, el fango y la maleza poco a poco fueron quedando atrás, y aún sin terminarse, la parte ya habilitada de esa arteria, conocida como circunvalación norte, acorta distancias y hace feliz a cientos de choferes, ciclistas y transeúntes, en su recorrido hasta esa zona periférica de la ciudad.
Los trabajos, también se acentúan en otra vía de menor longitud entroncada con la Mendive –ambas con la carretera central- la cual trascenderá como el paseo de Los Alazanes, un reconocimiento al equipo provincial de igual nombre, bicampeón nacional de béisbol.
Muy cerca de esas arterias ya señorea con nuevo rostro la vía de la salida de Bayamo hacia la vecina provincia de Santiago de Cuba, con separador central, nueva senda para ciclos, luminarias vistosas, paradas de ómnibus y fachadas de instalaciones teñidas de vivos colores…
Tanta renovación se le agradece a la Contribución territorial para el desarrollo local, comúnmente conocida como aporte del uno por ciento, materializado por las entidades productivas y de servicios al municipio donde están enclavadas, y el cual, como alguien acertadamente ha dicho, es el tributo que mejor expresa las esencias de un modelo económico que sueña con ser participativo y está inmerso en profundo proceso de transformación.
LA ALTERNATIVA
El novedoso tributo busca y ya consigue financiar y descentralizar el manejo de políticas del desarrollo en las localidades, a partir del gravamen, precisamente con el uno por ciento, de la totalidad de los ingresos brutos por venta de bienes y servicios conseguidos por empresas, sociedades mercantiles y cooperativas.
De tal recaudación extendida a todos los municipios del país desde el 2015, los gobiernos locales pueden disponer del 50 por ciento para cubrir necesidades de desarrollo, desde la rehabilitación de una obra de beneficio social, hasta la concepción de otros proyectos para la generación de nuevos ingresos y la multiplicación de fuentes de empleo.
La contribución, en honor a la verdad, ha resultado tabla salvadora para las autoridades municipales que, aún con mucho por aprender en lo referido a gestión autónoma, al estar por muchos años acostumbrados a canales de distribución más bien dirigidos, ahora pueden disponer de montos propios para responder a sentidos reclamos populares.
A pesar de que el sostenimiento esencial de la vida económica y social de los territorios descansa en el presupuesto estatal, este aporte, es de incalculable valía, y en él se involucran no solo las entidades de subordinación local y provincial, sino también las nacionales.
De esa manera, cuanto más eficientes sean todas aquellas, mayores serán sus ingresos brutos, y en correspondencia, mayor su contribución al desarrollo del municipio donde transcurre la vida de sus colectivos laborales.
IMPACTO INMEDIATO
En Granma, nuestro entorno inmediato, la citada contribución, con una curva ascendente, permitió a los municipios en el 2017 financiar gastos no solo del sector presupuestado sino, además, del sistema empresarial, por valor de 26 millones 541 mil 500 pesos.
Con dicho financiamiento se respaldaron egresos asociados esencialmente a la dignificación de áreas donde realizan sus actividades los trabajadores por cuenta propia, el desarrollo de polos productivos, y el mejoramiento y ejecución de nuevos servicios del sector de comercio.
En lo particular destacan, entre otros destinos, el mantenimiento de canales de riego; recuperación de áreas vianderas y de cultivo de hortalizas; recuperación de sistemas de abasto de agua; mejoras constructivas a varias instalaciones de salud; ejecución y rehabilitación de viales; adquisión de equipos para la industria de materiales de la construcción; ambientación de parques y otros espacios públicos, y otra engrosada relación de obras de gran impacto económico y social.
Todos los municipios han experimentado el beneficio de esta fuente de ingresos adicionales, y baste ejemplificar con la recuperación de 70 hectáreas de plátano en Cauto Cristo; recuperación del sistema de acueducto en la comunidad de Vicana Abajo en Media Luna; rehabilitación de áreas del hospital Fernando Echenique de Río Cauto; reparación del polideportivo de Jiguaní; mejoramiento del mercado manzanillero La Ford, por citar algunos.
DE LAS ESTRATEGIAS
De acuerdo con lo legislado, los Consejos de la Administración Provincial (CAP) tienen facultad para usar un porcentaje de esa fuente adicional de recursos con fines de redistribución en beneficio de las localidades menos adelantadas en el orden económico y social.
Daniel Silveira, vicepresidente del CAP en Granma para la atención a la economía, refiere en tal sentido que, a los siete municipios con mayor captación de ingresos por la vía que nos ocupa (Bayamo, Manzanillo, Jiguaní, Niquero, Campechuela, Yara y Bartolomé Masó), se les retiene el 10 por ciento para potenciar obras en el resto de las localidades de menos ingresos generados por la contribución territorial.
Esta última estrategia se orienta a conseguir un desarrollo equilibrado en las localidades; mas, como bien apunta Silveira, todavía es incalculable el potencial para que crezca el monto de las recaudaciones por ese tributo, a pesar de que este año crecerán en la provincia hasta 28 millones de pesos.
Esa debe constituir reflexión y motivación constante de las entidades y sus trabajadores, por ser, a la vez, actores y beneficiarios directos de ese aporte.
Importante es, asimismo, lograr una planeación más estratégica de la utilización de tales fondos, definir con objetividad en que se implementarán, de manera que estos impacten todo lo posible en la dinamización de la economía, en la generación de más ingresos y empleos, además de su aporte al cambio de fisonomía de los territorios, en lo cual hoy son más utilizados.
En coincidencia, Daniel Silveira apunta la necesidad de que los gobiernos municipales aprendan a manejar bien esos recursos. “No se puede fumigar el dinero, no se trata solo de pintar una pared o cambiar un llavín aquí y allá, sino de concentrarlo en determinados objetos de obra, en transformaciones grandes y duraderas”.
Solo de esa manera, la contribución territorial trascenderá como plataforma real del desarrollo, como expresión de gestión de gobierno descentralizada y de un modelo económico participativo.