Día “Original”

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Por Roberto Mesa Matos | 24 diciembre, 2018 |
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FOTO/ Roberto Mesa Matos.

Manzanillo. – Lejos estaban de sospechar los Armesto y familia, junto al grupo de amigos que la incipiente agrupación que comenzaron a gestar en los compases finales de 1963, a orillas del Guacanayabo con las brisas del son y el órgano oriental sería distinguida hoy como la súper charanga de Cuba.

Original y de Manzanillo para enaltecer desde la génesis a la ciudad desde donde se ubican en el estrellato de los imprescindibles del pentagrama nacional bailable de la mayor de las Antillas.

La Original es revolucionadora, vanguardia de lo que pretendemos los músicos cubanos, manifestó a propósito de los 55 años de la orquesta, Giorgia Aguirre, directora de Las Anacaonas, mientras que Moisés Valle Yumurí, dice que Pachy Naranjo es motor imprescindible, inmenso, necesario.

Semejantes certezas las sustentan los cientos de premios en la Isla y escenarios internacionales,  pero por encima de ello está el cariño sincero y el afecto entrañable que evidencian los cubanos desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí.

“Somos una familia de músicos, de hermanos”, dice Naranjo Verdecia, desde la pequeñez de la estatura física, agigantada por el Premio Nacional de Música, que el  artista ostenta 2011.

Disfrutar de cerca la Original de Manzanillo es  constatar el fruto de una labor sólida, fuerte, arrasadora, que tiene actual evidencia en la serenidad, maestría y conducción de Pachy detrás del piano; del liderazgo de Miguelito Armesto en el bajo; la destreza de Alexis con las pailas; las mañas de Kiko al ejecutar el güiro; el corazón de Zamora en las congas.

A ellos se suman la constancia de Marcos y Mora en los violines; la habilidad de Oscarito en la flauta y la excelencia de Karelia en los teclados.

La agrupación tiene la frescura interpretativa de Katia, la potencia de Lover y Esley y la tenacidad del clásico Ángel Fleitas, voces dueñas del sello, de la estrella que en colectivo es la Original de Manzanillo.

Hoy, los originales apagan las primeras 55 velitas, la fiesta es en grande y en el júbilo confirman el pacto de defender la música cubana y disfrutar siempre del cariño del pueblo.

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