De acuerdo con The Guardian, esa isla caribeña asediada por Estados Unidos desde hace 60 años podría convertirse en el país más pequeño del mundo en tener una vacuna propia.
Cree además que de resultar exitosas las pruebas clínicas y lograrse la aprobación de la agencia reguladora de medicamentos, la inmunización de la población será un problema menor.
Cuba cuenta con una infraestructura muy bien desarrollada de policlínicos y centros de salud, y la más alta proporción de médicos por habitantes del mundo, aseveró el diario, que recoge el testimonio de prominentes científicos y directivos del sector biotecnológico de la isla.
La publicación advierte, sin embargo, que debido al bloqueo unilateral económico, financiero y comercial impuesto por Washington, los diferentes equipos de investigadores que trabajan en la búsqueda de la cura para la Covid-19 tienen que compartir el único espectrómetro existente en el país con capacidad suficiente para analizar la estructura química de sus productos.
También se hace eco de la denuncia hecha por los científicos cubanos de que debido a la extraterritorialidad de las medidas contra Cuba, el fabricante británico de ese equipo esencial para el control de calidad no puede venderles piezas de repuesto desde que la empresa fue adquirida por una compañía estadounidense.
Refiere además que desde que el ahora expresidente Donald Trump incluyó a Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo, encontrar un banco dispuesto a aceptar transferencia desde y hacia la isla es un gran problema.