Disponible sitio web de la oficina del Historiador de Bayamo

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 2 enero, 2020 |
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Recientemente se inauguró en Bayamo el sitio Web de la Oficina del historiador de la ciudad, espacio virtual sin el cual resulta difícil escribir la historia cultural, en sus más de 500 años de fundada la villa.

Ludín Bernardo Fonseca García, historiador y director de la oficina adjunta a su cargo, precisó que se trata de un repositorio de información ineludible, capaz de facilitar el estudio a los interesados en investigar la historia de esta porción del Oriente cubano.

¨En él se encuentran todos los libros de historia publicados desde 1856, hasta el último referente a nuestra ciudad, compiladas más de 70 canciones dedicadas al terruño, alrededor de 17 audiovisuales y revistas divulgadas en diferentes etapas históricas, con idénticas pretensiones, puntualizó.

¨Contamos con el primer libro de historia publicado en nuestra ciudad titulado Crónicas y tradiciones de San Salvador de Bayamo, el cual solo existe integralmente disponible aquí, cuenta, además, con una parte interactiva que refleja las principales obras de restauración realizadas en los últimos años, de manera que los visitantes encuentren la historia pasada, presente y futura.

¨También tenemos el proyecto de restauración que comenzaremos a aplicar a la ruina del ingenio de Jucaibama, en Mabay, otrora propiedad de Francisco Vicente Aguilera, así nuestros seguidores apreciarán como quedará en el futuro ese lugar, agregó Fonseca García¨.

En su concepción trabajaron dos equipos, uno a cargo de Desof, empresa encargada estructurar el sitio y un segundo integrado por trabajadores de la referida oficina, quienes tributaron informaciones.

También colaboraron muchos poseedores de documentos y fotos, que una vez escaneadas, colocaron en el sitio, que no solo resume la historia recogida a lo largo de los años por el historiador de la ciudad, el archivo o la Casa de la nacionalidad cubana, sino la de otros bayameses con gran sentimiento de identidad.

Por LUIS CARLOS FRÓMETA AGÜERO

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