Doctor de una Matemática distinta

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Por Osviel Castro Medel | 15 enero, 2018 |
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Guillermo González comparte con estudiantes de la serranía granmense. FOTO/ Rafael Martínez Arias

Su primer día de clases fue tremendo. Llegó a un aula capitalina con el ímpetu de un joven preparado, deseoso de mostrar sus conocimientos, pero un alumno de segundo grado lo sacó de paso.

“El niño se quedó mirándome y me preguntó: ¿Maestro, cuánto es cinco y cinco? Le respondí: diez. Él me contestó rápido: Usted come gato y yo bistec. El aula se fue abajo de la risa mientras a mí me subía la impotencia por el cuerpo”, cuenta él con una sonrisa.

Transcurría el curso 1966-1967 y ese docente, graduado con el rigor que implicaba ser un maestro Makarenko, formado después de muchas vicisitudes y con una disciplina semi militar, se llama Guillermo Calixto González Labrada.

“Ese día aprendí que no basta con el conocimiento, pues hay que saber las individualidades del grupo y es importante imponer respeto con afecto”, reflexiona hoy este hombre, nacido en Bayamo el 14 de octubre de 1950.

Desde aquella primera lección hasta el presente han sobrevenido incontables episodios por llanos y montañas, que han ensanchado la vida de Guillermo, un ser conversador y devorador de libros, quien desde 2006 es Doctor en Ciencias Pedagógicas.

Entre esos pasajes ejemplares guarda en su memoria los que vivió en Nueva York desde 1997 hasta 2001, cuando impartió clases a los hijos de los diplomáticos cubanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU); o los que pasó en intrincados lomeríos de Bartolomé Masó durante las experiencias pilotos del Programa Educa a tu Hijo, surgidas en la década de los años 80 del siglo pasado.

“Tengo muchos recuerdos de la ONU, donde en una ocasión estuve bien cerca de Fidel, con una emoción inmensa. Pero tampoco olvidaré nunca los días en las montañas, símbolos de las transformaciones sociales y culturales que llegaron con la Revolución”, comenta González Labrada, quien se desempeñó varios años como director provincial de Educación.

Ahora este profesor de Matemáticas preside en Granma el Consejo de las Ciencias Sociales y Humanísticas,  órgano interdisciplinario de 19 miembros, encargado, entre otras misiones, de ayudar a introducir los resultados científicos en la práctica y de asesorar a las instituciones rectoras del territorio en la toma de decisiones.

Jubilado, aunque no retirado, porque se mantiene como profesor de la Universidad de Granma, Guillermo ha sido tutor de más de 25 másteres y de nueve Doctores en Ciencias de la provincia.

“Resulta una labor complicada porque hay un choque de dos subjetividades, la del tutor y la del aspirante; y en ocasiones cuesta trabajo ponerse de acuerdo”, expresa el reconocido investigador a La Demajagua, que aprovechó la cercanía del Día de la Ciencia cubana (15 de enero) para entrevistarlo en su casa, donde resaltan cuatro fotos del Comandante en Jefe.

¿Por qué si ya es Doctor en Pedagogía aspira a un segundo título de este tipo, aunque ahora es de Ciencias en general?

-Eso no se ha aprobado todavía, veremos si el mes próximo tengo la buena noticia, pero esto no surgió para satisfacer el ego, sino porque creo que socializar el conocimiento ayuda a mejorar la sociedad. No cobraría un centavo por ese segundo título, de ahí que tenga mucho de símbolo para mí.

“Fidel nos enseñó que toda ciencia debe servir para la colectividad; si tienes un título académico sin pensar en los demás no estás ayudando al socialismo, que debe desterrar el individualismo y conjugar el aporte del ciudadano con el de la sociedad”.

¿Cuáles son las razones, cuando se habla de ciencias, de que muchas veces no miremos a las sociales y humanísticas?

– El hombre ha establecido clasificaciones a lo largo de la historia. Se dice que están las ciencias naturales, las exactas, y las sociales y humanísticas; pero lo más importante es que se apliquen en un contexto. Además, cada día resalta con mayor frecuencia lo transdisciplinario de las ciencias, quiere decir, su interdependencia.

“Verdad que han existido ciertos dogmas al respecto. Claro, puedo asegurarte que en los últimos tiempos las ciencias sociales han venido ocupando un mejor lugar y que la dirección política de la provincia tiene conciencia plena de su importancia”.

En algunas personas existe la percepción de que es más fácil acceder a una maestría vinculada a la pedagogía que en otras esferas.

Toda obra es compleja porque resulta complejo ser arquitecto, ingeniero, periodista, médico o pedagogo. Las barreras entre lo fácil o lo difícil son discutibles, por eso no deben juzgarse desde un campo ajeno las especificidades de otra especialidad.

– ¿Qué aconseja a los doctores en Ciencias que hoy llegan al título en plena juventud?

En mi época para cumplir ese sueño tenías que ser viejo, un joven no podía doctorarse; y había que acudir a tribunales en La Habana, después llegaron posibilidades en Santiago. Hoy existe la opotunidad de ser doctor en la juventud y eso me parece muy bueno; me niego a confrontar la juventud contra la vejez porque en mis años mozos sufrí las consecuencias de aquellos estigmas.  Granma, por ejemplo, tiene más de 200 doctores en Ciencias, sin embargo, ninguno debe pasar por alto que el conocimiento es infinito.

Respondiendo tu pregunta, suelo remitirme a Fidel cuando surge ese tema, porque el Líder de la Revolución, en el prólogo de uno de los libros del teólogo brasileño Frei Betto, expone que cuando el fraile visite de nuevo a Cuba tendrá que contender con su ignorante amigo.

“Eso significa que el Comandante en Jefe, un hombre de cultura extraordinaria, jamás sintió que sabía lo suficiente; todos somos ignorantes, en el sentido de que necesitamos ampliar cada día nuestros horizontes, que nunca debemos emplear un título para llenar nuestra vitrina sin seguir superándonos”.

-Hay un debate sobre el empleo de las llamadas nuevas tecnologías, pues como mismo sirven para acceder a internet y ampliar las fuentes, también se prestan para “el corta y pega”.

La comunidad científica necesita de las nuevas tecnologías, sobre todo de internet. Para ella el acceso tendría que ser mayor, sin duda.

“Yo digo que nos hace falta una mejor cultura informática. Hay mucha gente enviciada con los celulares, pero un teléfono móvil tiene la capacidad de convertirse en un arma valiosa cuando se emplea para el bien colectivo.

“Te pongo un ejemplo: un alumno puede hacer una grabación de una buena clase en un teléfono y socializarla después, o verla cuantas veces desee en una computadora o en un televisor.

– ¿Por qué se siguen engavetando las investigaciones?

-Porque ha habido una norma rígida para aplicarlas, mas esa norma se puede quebrar, tiene fisuras  que se hagan realidad debe ser un propósito de todos los que de una forma u otra hacemos ciencia. Afortunadamente en Granma la dirección  política y gubernamental le ha dado la mayor prioridad a la ciencia para que las investigaciones no sigan en la gaveta y contribuyan a mejorar la economía y la sociedad.

– Ha sido maestro y profesor en Camagüey, La Habana, Granma, Nueva York…. Después de todo, ¿cuáles son las insatisfacciones de Guillermo?

-No haberme hecho Doctor en Ciencias antes y no haber traducido en conocimiento toda la información que me llega diariamente mediante los periódicos y libros. Me leo dos o tres libros por mes.

Las mayores dichas

-Haber formado una familia junto a mi esposa, Solángel.  Ya llevamos 44 años; una familia que me ha apoyado siempre, con dos hijas profesionales, unos nietos  muy buenos, aunque de vez en cuando los regañe cuando se pegan al celular a jugar un día entero. Haber ayudado a formar a muchos hombres y mujeres, más allá de las buenas promociones de mis alumnos cuando impartía Matemáticas.  Haberme identificado con el pensamiento de Fidel, quien siempre soñó con un socialismo mejor para Cuba.

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  1. Buena salud y suerte, además de Felicitaciones!!! Qué siga siendo útil e integre su sapiencia a la práctica en el beneficio de la sociedad de la cual emergió y para la cual ha trabajado y, trabaja.