Nacieron hace 52 años y no han envejecido, aunque sí han tenido procesos de altibajos. Surgieron el 6 de diciembre de 1964 para impulsar a los jóvenes entre 17 y 35 años a la superación, la investigación, y la innovación científica.
Pero a la vuelta del tiempo, a las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), les han aparecido nuevos retos y quehaceres, algunos vinculados con la época de cambios que vivimos.
Su presidente en Granma, Adolfo José Tamayo Carrillo, es un muchacho de 26 abriles, que estudia (dirigido) el segundo año de la Licenciatura en Contabilidad y Finanzas. Con la experiencia del trabajo en una cooperativa, este manzanillero de cuna, pero yarense por “vínculos afectivos de trabajo”, sabe que la tarea que enfrenta desde abril de 2016 tiene complejidades y una de estas es hacer más atractivo el movimiento para las nuevas generaciones.
“En los últimos años ha habido un decrecimiento notable de las BTJ”, comenta con franqueza en el inicio del diálogo con La Demajagua. “Ahora tenemos cinco mil 2 44 miembros en 596 brigadas (hace 10 años hubo cerca de 20 mil “emplantillados”); pero no nos preocupan tanto los números como el funcionamiento. Lo más importante es que los jóvenes aporten a la sociedad desde su puesto”.
– En el llamado sector productivo existen reservas que no se explotan.
– Una de nuestras grandes inconformidades es que no hemos llegado, como deberíamos, al sector industrial. En ese segmento tenemos muchos jóvenes que están vinculados de distintas formas a la ciencia, pero sus trabajos no se documentan, entonces no pueden presentarse en nuestras exposiciones. Algo similar ocurre en la rama agropecuaria. Tiene que existir una constancia de las creaciones e investigaciones y lamentablemente no siempre sucede. Debemos elevar la exigencia en ese aspecto, pero no solo desde las BTJ, también desde las administraciones.
– ¿En qué áreas tiene más fuerza el movimiento?
– En el Inder. Hay muchas investigaciones para mejorar el rendimiento deportivo, confeccionar implementos alternativos, mejorar las clases de educación física y perfeccionar los métodos de trabajo.
– En una época el sello Forjadores del Futuro era la estrella buscada de las BTJ, ¿qué sucede hoy?
-El sello sigue siendo un estímulo, antes había un pago en metálico de 250 pesos para quienes lo ganaran mediante sus trabajos. Desde hace un tiempo ha recobrado su dimensión como condecoración estatal, que otorga la Unión de Jóvenes Comunistas a propuesta de las Brigadas. Significa un reconocimiento a una trayectoria, que va más allá de la creación y la innovación. Este año se enviaron 60 propuestas de Granma para que fueran aprobadas a nivel nacional.
– Antes no había “cuentapropismo”, ahora sí.
– Esa es una de las tareas de hoy: llegar al sector no estatal. Muchos de sus trabajadores están solicitando cursos de superación, y las BTJ pueden viabilizar algunos de estos reclamos. También debemos contribuir en la orientación y formación vocacional de los estudiantes que en el futuro irán a trabajar a esa esfera.
– ¿Qué le depara el próximo año al movimiento?
-En mayo desarrollaremos la XI Conferencia provincial, la XV exposición Forjadores del Futuro y el evento Eco Joven, dedicado al quehacer científico agropecuario. Todos tendrán un proceso previo desde la base.
“Pero en 2017 vendrán también tareas nuevas, que nos ha encomendado la máxima dirección de la UJC en el país; una de estas es vincular más a los jóvenes con la naturaleza de Cuba mediante proyectos de senderismo; y otra muy importante está relacionada con las investigaciones del Comandante en Jefe referentes a la obtención de proteína para humanos y animales, mediante las plantas. Tenemos que profundizar en esos caminos que apasionaron a Fidel; él debe servirnos siempre de verdadero ejemplo.
las btj le corresponden jugar ese papel y honrrar a nuestro comandante nuestro creador