El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, recibió el martillo que simboliza el liderazgo del bloque de 134 naciones de manos del canciller de Tailandia, Don Pramudwinai, en una ceremonia a la que asistió el secretario general de la ONU, António Guterres.
Correa adelantó las prioridades de Ecuador en la presidencia del G-77 más China. ‘La agenda es muy vasta y tiene que ser un mínimo común entre todos los miembros’, dijo.
Según el jefe de Estado, el programa incluirá la defensa de un orden mundial y un comercio justos, la transformación de Naciones Unidas para que las grandes decisiones políticas sean tomadas por la Asamblea General y el reclamo de una división internacional del trabajo favorable para todos, en la que se evite la privatización del conocimiento.
También mencionó el compromiso en la lucha por eliminar las barreras y las restricciones que afectan a los países en desarrollo, las cuales los llevan ‘a la trampa de no poder invertir por no tener productividad, y no tener productividad por no poder invertir’.
Asimismo, señaló el impulso al desarrollo urbano -a partir de la hoja de ruta acordada en Quito en la conferencia Hábitat III- la elaboración de un instrumento vinculante para sancionar a las transnacionales cuando vulneren los derechos humanos y de la naturaleza, y el análisis del problema de los paraísos fiscales.
Respecto a las transnacionales, ilustró el peligro que representa no activar mecanismos de defensa con lo ocurrido en la selva ecuatoriana, destruida impunemente por Chevron-Texaco.
Sobre el asunto de los paraísos fiscales, explicó en el G-77 más China que constituyen ‘uno de los peores enemigos de nuestros Estados’. ‘Nadie acude a ellos para transparentar cuentas. Lo hacen para evadir impuestos u ocultar el origen de riquezas ilícitas’, advirtió.
De acuerdo con Correa, sólo en América Latina, 32 millones de personas podrían salir de la pobreza si los recursos escondidos en paraísos fiscales pagaran el impuesto a la renta que les corresponde.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró su apoyó al G-77 y a la presidencia de Ecuador, país al que calificó de referencia fundamental de valores como la solidaridad, la democracia, la preocupación por el desarrollo inclusivo y los derechos humanos.