Gran parte de la población del país vio con conmoción las imágenes de los disturbios en esa ciudad del estado de Virginia, donde una movilización de nacionalistas, neonazis y miembros del Ku Klux Klan chocó con grupos opuestos a su mensaje de odio.
Tras los violentos enfrentamientos la localidad vivió el momento más impactante cuando un conductor simpatizante del nazismo arremetió con su auto contra una multitud de personas y provocó la muerte de una joven de 32 años, Heather Heyer, además de dejar varios heridos.
Tales hechos llevaron a realizar marchas y actos públicos en decenas de ciudades, entre ellas Washington DC, Nueva York, Chicago y Los Ángeles, donde miles de personas expresaron su solidaridad con Charlottesville, repudiaron el racismo y el odio, y rechazaron la postura del presidente ante los hechos.
Después de los sucesos del sábado, el jefe de Estado condenó la violencia provocada por ‘muchas partes’, pero no mencionó explícitamente a los movimientos de ultraderecha presentes en el lugar.
Tras recibir cuestionamientos de diversas figuras por sus moderados comentarios, el gobernante republicano expresó el lunes en la Casa Blanca que el racismo ‘es malo y quienes causan la violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el Ku Klux Klan, los neonazis, los supremacistas blancos’.
Sin embargo, el martes volvió a desatar controversia a afirmar que hubo ‘culpa de ambas partes’ en los eventos mortales del fin de semana.
Los demócratas reaccionaron con furia a esas declaraciones, las cuales vieron como una señal de que el mandatario no fue sincero cuando condenó el racismo el lunes.
También los republicanos rechazaron sus declaraciones, entre ellos el titular de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien indicó que la supremacía blanca es repulsiva. ‘Este fanatismo es contrario a todo lo que representa este país. No puede haber ambigüedad moral’.
A ello se unió que una decena de líderes empresariales de dos importantes comisiones de asesoría económica del presidente abandonaron esos órganos en protesta por la postura de Trump, algo que hicieron ayer 16 integrantes del Comité Presidencial de las Artes y las Humanidades.
Paralelamente se intensificaron los llamados en varios puntos del país para que se retiren de los espacios públicos los monumentos dedicados a figuras confederadas, combatientes del bando esclavista durante la Guerra Civil que tienen cientos de estatuas erigidas en su honor en muchos lugares de Estados Unidos.